En 1947 nace “El Mesón de Gonzalo” de la mano de Manuel Sendín. Don Manuel abre un establecimiento donde se dará de buen comer y buen beber, con una cocina tradicional basada en la calidad. El restaurante cuenta con un local situado a unos segundos de la Plaza Mayor que hoy en día se sitúa en la milla de oro gastronómica de la ciudad.
Manuel Sendín amante de la hostelería, emprende su primera aventura como empresario en el mundo de la restauración. En poco tiempo consigue una gran aceptación y se convierte en el restaurante más visitado de la ciudad.
En “El Mesón de Gonzalo” la cocina se entiende como un arte en constante evolución. Una tradición familiar que pasa de generación en generación.
Gonzalo Sendín padre estuvo siempre a la vera de su padre y fundador, se caracterizaba por su exquisita amabilidad y educación, esto le hacía ganarse a infinidad de clientes. Tenía claro que su producto era excelente y el equipo de profesionales veteranos que le rodeaban hacía que el tándem fuera perfecto.
Gonzalo aprendió bien su oficio, todas aquellas enseñanzas de su progenitor las llevó a cabo y se las trasladó a su hijo Gonzalo. Durante casi cuarenta años, fue alma de la restauración charra. En su andadura gastronómica se convirtió en uno de los mejores profesionales de la ciudad, demostró a diario que era fiel a lo tradicional y al producto de primera.
Con Gonzalo padre al frente, el negocio se convierte en el lugar de encuentro de artistas, toreros, futbolistas, ganaderos, políticos, escritores de la época… y la visita obligada de charros y visitantes de todas las nacionalidades.
Su fama, se debe al valor que se le dio a su cocina, a la gran sensibilidad y amabilidad con sus clientes, al servicio impecable de su equipo y a la disposición de seguir creciendo a favor de poder ofrecer los mejores emplatados a todos sus comensales, esto le hace valedor de un sello de identidad personal e intransferible.
Hay que resaltar que hoy en día muchos de sus fieles clientes siguen visitando El Mesón, recordando y exaltando la importancia de la figura de Gonzalo padre en el mundo de la hostelería y restauración.
Debido a la importancia de su persona y su gran profesionalidad en 2018 se le concede un bonito homenaje. En su honor, se le descubre un vítor en la fachada de El Mesón en agradecimiento de todos los salmantinos. En este se pueden leer unas bonitas palabras hacía a la persona de Gonzalo Sendín padre haciendo que por siempre sea recordada su figura y la aportación que tuvo en la cocina tradicional.
“El Mesón de Gonzalo” ha conseguido ser un negocio próspero y rentable durante décadas presentando especial atención al diseño inteligente e innovador partiendo de la base. Esto constituye el binomio perfecto entre tradición e innovación.
Antes del fallecimiento de Gonzalo, este ya había dejado al mando del restaurante a su hijo Gonzalo Sendin. Gonzalo representa la tercera generación de una familia de profesionales de la hostelería que arrancó con su abuelo y continuó con su padre. Todos ellos han continuado la misma filosofía de trabajo, cuidando en todo momento la materia prima y el trato exquisito con todos sus comensales.
Sin temor a equivocarme, soy de la opinión que cuando un Mesón cumple su 75 Aniversario es porque tiene ALMA.
Con el paso del tiempo, El Mesón de Gonzalo ha fascinado a su cliente, porque nada ha cambiado, tan sólo ha evolucionado.
75 años de historia siendo fieles al mejor producto del mercado, El Mesón, que nunca ha abandonado sus guisos, asados, estofados, escabechados ha batallado durante décadas para mantener la importancia y las bases que caracterizan a su cocina tradicional, ahora más en boga que nunca.
De abuelo a nieto, pasando por padre e hijo, “El Mesón de Gonzalo” tiene “alma”, a menudo sus comensales recuerdan anécdotas vividas y se las comentan a su actual propietario y familia.
El Mesón, es sin duda, un lugar con encanto, con pinceladas taurinas en sus paredes del pasado y con ese discreto lugar para conservar el buen vino.
Hay que destacar, los equipos de sala y cocina de El Mesón. Siempre han contado con profesionales de toda la vida, que al lado de su propietario se han formado, ofreciendo el mejor servicio a todos sus comensales. Resaltar que con su nuevo propietario llega el relevo generacional y que todo lo que toca Gonzalo Sendín lo convierte en oro. No hace falta más que tratar de reservar mesa en el restaurante y comprobar de qué estamos hablando.
Su progresiva conquista se inició con El Reloj de la Plaza para pasar a ser Plaza 23 y una vez que su padre decide retirarse Gonzalo apuesta fuerte por seguir la continuidad en la restauración.
Gonzalo, aunque se formó y estudió para otros menesteres, la hostelería es lo que realmente le hace feliz, y es por lo que decide apostar y hacer de ella su vida. Gonzalo con su juventud se hace cargo de un puesto muy relevante y con toda la sapiencia que le ha transmitido su padre apuesta en firme por el perfeccionamiento, eficiencia, calidad, revolución y modernización en sus fogones, rodeándose de un equipo de profesionales que consiguen posicionar al “El Mesón de Gonzalo” en los mejores puestos en cuanto restauración se refiere.
Cada uno de los locales gastronómicos en los que ha puesto su valor han contado con identidad propia y se han caracterizado por un exquisito trato, excelente presentación de sus platos, traducido todo ello en calidad y buen hacer.
El equipo que ha conseguido formar le caracteriza por: trabajo coordinado, ideas claras en sus tareas y por encima de todo tener claro que el trabajo bien hecho se ve recompensado porque sus clientes, que una vez que lo conocen repiten su visita. El equipo que conforma El Mesón sabe que al lado de Gonzalo podrán crecer en la Gastronomía, es fácil trabajar porque sabe delegar en profesionales y pone en sus manos todo lo necesario para seguir aportando a sus fogones todo lo necesario según las exigencias del momento. El buen hacer de Gonzalo y su equipo hace que producto y material que se emplea en sus cocinas estén a la vanguardia de las exigencias del cliente.
Quiero dar la enhorabuena a Marisa madre, Marisa Sendin y a Gonzalo que han sido los artífices de llevar a lo más alto lo que les legó su padre y esposo. Gonzalo sabe que sin su madre y hermana su camino no hubiese sido el mismo, hay que destacar el papel que siguen realizando a dia de hoy y que ambas mujeres han sido piezas claves del éxito del negocio.
Éxito que han conseguido a base de esfuerzo, trabajo y dedicación y por encima de todo, saber formar esa gran familia que conforma El Mesón de Gonzalo.
Debo resaltar la importante figura que ha sido Marisa madre en todo lo que se refiere al Mesón, ha sido la parte que nadie ve, es el otro 50% que hace que un equipo funcione.
Mientras su marido Gonzalo Sendín hacía horas interminables atendiendo El Mesón, ella cuidaba, educaba y formaba a sus hijos, hizo de ellos grandes personas, estuvo al lado de ellos durante sus estudios y les enseño a saber reconocer que el esfuerzo, trabajo y dedicación de su padre al trabajo que desarrollaba en el restaurante era igual de importante que el suyo.
Agradecer siempre la amabilidad de Marisa madre, ha sido, es y será esa gran mujer que ayudó a su hijo en sus comienzos, y con todo su cariño recuerda las miles y miles de las exquisitas croquetas caseras que han sido servidas en el restaurante y que siguen siendo palto estrella de El Mesón de Gonzalo.
Marisa Sendín gran persona y profesional siempre a la vera de su hermano. En ella tiene puesta la absoluta responsabilidad que conlleva atender de primera mano a todos sus clientes.
De Gonzalo debo destacar la manera inteligente que ha tenido al innovar, mejorar, diferenciarse, y como común denominador poner en todo lo que desarrolla la fuerza de la ilusión y el esfuerzo diario como motor principal.
“El Mesón de Gonzalo” ha conseguido ser un negocio próspero y rentable durante décadas presentando especial atención al diseño inteligente e innovador partiendo de la base, algo primordial para crecer durante tantos años consecutivos.
Desde que fuera reformado “El Mesón de Gonzalo”, el diseño de este lo ha convertido en un espacio que se diferencia claramente de los demás, convirtiéndolo en el sitio de moda en la ciudad cualquier estación del año.
Gonzalo no tiene la clave del éxito para triunfar en este mundo, pero si tiene la clave para saber que el legado que le han dejado lo ha consagrado. Su negocio, proyecto y empresa son únicos en sus características, de ahí erradica que su trabajo diario se haya convertido en un auténtico éxito del cual su padre se sentiría muy orgulloso si pudiera verlo.
Agradecer siempre la amabilidad de Marisa madre, ella ha sido es y será esa gran mujer que ayudó en sus comienzos a su hijo Gonzalo y que siendo la artífice de las mejores y más exquisitas croquetas de El Mesón de Gonzalo, lo ha convertido en unos de los platos más demandados deseado por todos que visitan el restaurante.
Gonzalo, enhorabuena por poner al servicio de todos los visitantes un espacio donde el buen comer y beber son la clave del éxito. A todos los lectores les recomiendo que prueben sus deliciosas croquetas, exquisito a arroz caldoso con bogavante, o sus famosas carnes, asados o pescados, y para endulzar la visita no dejéis de saborear su torrija, es normal que con estos platos se triunfe y se mantenga posicionado entre los mejores del sector de la Hostelería y la Restauración.
Enhorabuena por tantos premios recibidos y tantos que te esperan.
Mis mejores de deseos siempre a “El Mesón de Gonzalo”.