Este 25 de Noviembre la Organización de Mujeres del STE-Salamanca quiere reflexionar sobre la importancia de la educación para contribuir a erradicar la violencia de género en nuestra sociedad. Normalmente nos fijamos en la violencia de género que tiene su objetivo en las mujeres adultas. Y nos dedicamos a hacer propuestas para empoderar a las niñas desde el sistema educativo, para que a través de la coeducación seamos capaces de que nuestras niñas y niños puedan ser capaces de asumir la igualdad real entre hombres y mujeres en la sociedad. En este sentido decimos que en lo que va del año 2021 han habido 37 mujeres asesinadas por violencia machista y que hemos sido asesinadas 1118 mujeres desde 2003, año en el que se empieza a contabilizar. Decimos que esta es la violencia más radical, pero que sólo es la punta de un iceberg, por debajo están todos los demás tipos de violencia machista. El asesinato sería el último peldaño de la violencia física, pero justo debajo están todas las violencias físicas. La violencia sexual sería un tipo de violencia física. Pero no podemos quitar importancia a la violencia psicológica, que nos anula como personas; la violencia patriarcal, en las que podríamos meter a todas las violencias machistas; la violencia económica, que nos conduce a engrosar las filas de la feminización de la pobreza; la violencia institucional, que nos aboca a la inseguridad en nuestra relación con la sociedad; la violencia social, que nos hace sentir deslegitimadas como ciudadanas; la violencia vicaria, que deja ver la cara más retorcida del maltratador, utilizando a los hijos para hacer daño a la madre; pero hoy queremos centrarnos en la violencia que sufren las niñas – mujeres en la adolescencia.
Nuestro sindicato siempre ha creído en el poder transformador de la educación. El conocimiento, la sensibilización y el empoderamiento siempre han sido importantes para nosotras. Tendríamos que centrarnos en dos frentes: por una parte, tendremos que enseñar a nuestra juventud a sensibilizarse para cambiar el futuro; por otra parte, tendremos que enseñarles a reconocer la posible violencia de género que pueden estar sufriendo.
La macroencuesta elaborado por el ministerio de igualdad en España sobre “la percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud” (2019) señala que una de cada cuatro adolescentes de 16 y 17 años sufre violencia psicológica y de control (el 24,9%). El 6,2 % han sufrido violencia física por parte de sus parejas o exparejas. El 6,5% ha sufrido violencia sexual. El 16,7% ha sufrido violencia emocional… La mayoría de l@s jóvenes identifica la violencia de género como violencia física y sexual, pero sólo un@ de cada tres reconoce que la violencia psicológica y el control también son violencia de género. Un@ de cada tres jóvenes considera “inevitable” o “aceptable” controlar los horarios de la pareja, evitar que vea a su familia o amistades, o incluso decirle que hacer y que no o que ropa puede ponerse (chicos: 24% y chicas: 14,7%).
Del análisis de Save the Children sobre su trabajo “No es amor” se deduce que la normalización de la violencia de género y la repetición de roles sexistas está presente en l@s adolescentes con graves consecuencias en la formación de modelos, roles y patrones en la vida adulta, ya que la adolescencia es una etapa clave en la formación de una persona y coincide con una fase de la vida en la que somos más vulnerables a la presión social y a nuestro entorno. La organización ha constatado que las niñas y las jóvenes menores de 18 años quedan en muchas ocasiones fuera de las campañas y recursos contra la violencia de género, pero también de las centradas en la prevención de la violencia hacia la infancia y la adolescencia, produciéndose una mayor invisibilidad de sus circunstancias. Es necesario, dicen, que las y los adolescentes de entre 13 y 17 años sean identificados como colectivo específico en los estudios y las encuestas realizadas por los organismos oficiales para poder conocer la magnitud del problema. Normalmente se contabilizan los datos a partir de los 16 años.
Y por si esto fuera poco, resulta que uno de cada cinco chic@s entre 16 y 29 años considera que la violencia de género no existe y que es un invento ideológico (chicos: 20% y chicas: 9,3%). Y en poco tiempo se han duplicado los datos. Las actitudes y comportamientos violentos machistas crecen entre l@s jóvenes. El nivel de negacionismo de la violencia de género es muy elevado y se deberían pedir responsabilidades a quien corresponda.
Esperemos que la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, aprobada este año, se desarrolle para poder actuar desde este ámbito. Y para eso se necesita dotación presupuestaria, que las instituciones se impliquen, que las familias se impliquen y que se les informe de cómo deben actuar y que en los centros de enseñanza se actúe sin dilación.
Las aulas son el segundo factor de socialización, después de las familias. Las niñas y las adolescentes pasan mucho tiempo con nosotr@s. Las vemos crecer, evolucionar y relacionarse. Se merecen que les garanticemos una educación que fomente los valores de equidad e igualdad social, que les enseñemos a pensar para que puedan ser ellas las que decidan su futuro. Es imprescindible que se les enseñe, tanto a los chicos como a las chicas, a identificar los factores que se consideran violencia de género para que puedan contribuir para acabar con este problema social y personal de gran magnitud que convierte nuestra sociedad en injusta.
La Organización de Mujeres del STE-Salamanca hacemos un llamamiento a todos los agentes de la comunidad educativa invocando a la trascendencia y magnitud que la educación supone para erradicar una de las mayores y más perniciosas lacras en todas las partes del mundo: la violencia que se ejerce hacia las mujeres. Pretendemos contribuir a configurar un currículo no sexista, donde se supere la histórica invisibilidad de las mujeres y donde se enseñe y se aprenda a construir la igualdad entre mujeres y hombres. Tenemos que aprender y enseñar estrategias que permitan detectar y combatir situaciones y conductas que conducen a la violencia contra las mujeres, al mismos tiempo que pretendemos fomentar cambios cognitivos, emocionales y actitudinales que permitan construir una convivencia entre todas las personas regida por los principio de justicia social, equidad e igualdad.
Organización de Mujeres del STE-Salamanca