¿Cómo se puede vivir con sensibilidad auditiva acompañada de acúfenos?

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En un mundo lleno de sonidos, tienes una vida normal en la cual realizas tus actividades con atención y concentración, lees cosas que te gustan y aprendes, viajas, y sobre todo eres capaz de disfrutar de la vida en silencio. Un día por la noche estás durmiendo, te viene un dolor en el oído y empiezas a escuchar sonidos extraños en su interior. A los pocos días comienzas a notar que te molestan los sonidos produciéndote dolores de cabeza.

Te sientes perdida, desesperada, sin saber qué hacer diciéndote: “¿qué me pasa, no lo entiendo?”. Decides que necesitas comprender y acudes al otorrino. Allí te hacen pruebas como audiometrías y observan que tienes un poco de pérdida auditiva. Curioso, porque si sientes una sensibilidad a los sonidos tu pregunta es ¿cómo es posible que sea sensible a determinados sonidos y otros me cueste discriminarlos?

Tu otorrino dice que es algo natural y te recomienda que busques terapia de sonido para que vuelvas a acostumbrarte a él, e incluso, que aprendas a manejar tus emociones.

Cuando sales de la consulta y vas por la calle paseando encuentras un cártel que pone “Mindfulness y atención plena a sonidos” y pasas a informarte. Allí te explican que consiste en que prestes atención a los sonidos a través de la observación sin juzgarlos, trabajando tus pensamientos y reconociendo qué sientes. Y comentas que tienes acúfenos, explicando que escuchas sonidos en el oído de forma constante. Te dicen que es posible hacerlo porque curiosamente la persona que te atiende también los tiene llevando ya doce años con ellos y desde que tiene el centro, desde 2015, lo practica. Decides probar.

Al principio, cuando empiezas a hacerlo, quieres escapar tanto del sonido que escuchas como de los ambientales, te cuesta concentrarte. Va pasando el tiempo y notas que puedes dejar de dar importancia al acúfeno y concentrarte en la respiración, sientes cómo tu cuerpo se relaja con los sonidos ambientales y manejas la ansiedad, y el estrés que tienes.

Con estos cambios empiezas a cambiar tus pensamientos negativos del tipo “este acúfeno me incomoda”; “leer sin silencio es fastidioso”; “con un acúfeno mis relaciones empeoran”; “ya no disfruto de lo que hago con alegría”. Te das cuenta que percibirlo de esa forma hace que aumentes tu ansiedad y quieres hacer un camino a positivo: “mi acúfeno es mi compañero de viaje”; “acepto el silencio que tengo sin que el sonido me moleste”; “me lo paso bien con mi sonido y soy capaz de concentrarme en las actividades de mi vida diaria”…

Al hacer el cambio a positivo, desde el amor y la calma, te sientes mucho mejor contigo misma. Dejas que los sonidos entren en ti de forma relajada, practicando la siguiente visualización: Te sientas en meditación, o te tumbas, colocándote en una posición cómoda, con la espalda recta.

Exploras tu cuerpo desde la cabeza hasta los pies, conectas con él, si encuentras alguna zona donde tengas tensión muscular lo relajas a través de la respiración.

Escuchas ese sonido o sonidos que percibes en tu entorno, puede ser interno (acufenos, sonido de mi corazón, mis arterías, cualquier sonido que pueda aparecer, etc.), o externo (platos, llantos, coches, cláxones, globos, secador, teléfono, etc.), acompañándote en la respiración. Estás unos segundos escuchando el sonido o sonidos.

Cuando INSPIRAS, imaginas como ese/os sonido/s entra/n en tu cuerpo en paz, te hace/n un masaje por todo tu cuerpo dándome tranquilidad. Notas el encanto y la maravilla de este sonido que escuchas. Eres consciente que estás
inspirando y espirando.

En la EXPIRACIÓN dejas que ese/os sonido/s se marchen, sientes como disminuyen su intensidad dejando de sonar o permitiendo que esté alto o bajo, en el caso del acufeno. Sueltas esas sensaciones que te produce sin apegarme a ese sonido o sonidos.

Finalmente, vuelves a la conexión con tu cuerpo, te das cuenta del espacio que te rodea, y poco a poco, cuando estas preparada, abres los ojos con una paz en tu interior. A lo largo de esta visualización pueden venir pensamientos positivos o negativos, les dejas que vengan, sin engancharte a ellos, los ves en la distancia.

Forman parte del proceso mientras continúas centrada en la escucha del sonido o sonidos.

Si te distraen demasiado, puedes dejar de escuchar el sonido unos segundos, sientes tu respiración y vuelves a concentrarte en la escucha de este sonido o sonidos.

En este ejercicio de visualización trabajas por un lado el acufeno y por otro los sonidos ambientales. Hacerlo por separado ayuda a que el sistema nervioso y sistema límbico se acostumbren mejor; en cambio, si lo hacemos conjuntamente, acufeno y sonidos ambientales, el sistema nervioso se sobrecarga y nos agotamos auditivamente, además de emocionalmente.

Lo adaptas a la parte que, en ese momento, quieras gestionar, el acufeno o sonidos ambientales y según tus necesidades personales: por ejemplo, si el sonido de los platos te produce molestia puedes centrarte en ese sonido y hacer esta visualización.

Puedes darte cuenta de los sonidos que toleras, con los cuales practicas primero, después con los sonidos que te molestan. Realizas la práctica con ellos, después de conseguirlo con los más fáciles.

Cuando llevas tres años con estos ejercicios, descubres que el azúcar te produce inflamaciones, produciendo exceso de mucosidad y de cera, junto con tos por la cantidad de moco que tu cuerpo forma. Un día casi te quedas sorda/o por tardar en ir a quitarte la cera, y eso que tu otorrino te dice que vayas enseguida. Eso te enseña a ser más consciente de cómo están tus oídos para ser más rápida.

Para mejorar lo que te sucede, comienzas un cambio de alimentación liberándote de esa carga que llevas durante muchos años. Es maravilloso que veas cómo tus oídos vuelven a sentir los sonidos de forma normal, e incluso la pérdida auditiva desaparece.

Sabes que cuando tus emociones están altas puedes ser un poco más sensible. Ahora lo miras como una oportunidad para conocerte y quererte desde lo que eres en compañía de tus sonidos, la sensibilidad y tus emociones.

Te deseo que hayas disfrutado de esta lectura y puedas darte cuenta que es posible cambiar tu forma de percibir los sonidos por muy molestos que sean.

Por Begoña Martín. Coach emocional auditiva. Máster en Coaching e inteligencia emocional, Programación Neurolingüística. Experta en Audiología.

Autor

Empresaria, conferenciante, mentora y coach de mujeres en España y Latinoamérica. Directora de IDEHA: Instituto de Desarrollo Humano Avanzado.