La adicción a los videojuegos entra en la lista de enfermedades de la OMS

- en Salud
videojuegos

En las últimas décadas, el uso de los videojuegos ha estado supeditado a un gran debate por parte de la sociedad; desde algunos científicos que acarrean los comportamientos violentos de un paciente a su alta exposición a estos juegos hasta los que defienden que esta actividad puede tener consecuencias beneficiosas, ya que ayuda a desarrollar la mente.

Hay algo claro: existe una necesidad incontrolable de jugar de forma compulsiva a los videojuegos, y a esto se le denomina adicción. Según la OMS, se han registrado 1,6 millones de casos en el mundo a lo largo de treinta años, lo que se traduce en un porcentaje que oscila desde el 1% de la población, al 50 en algunos casos como en Asia. La organización lo ha definido como un «patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente, que puede ser en línea o fuera de línea, manifestado por un control deficiente sobre el juego, aumentando la prioridad otorgada, y la continuación o escalada del juego a pesar de la ocurrencia de consecuencias negativas».

Y es por esto que el día 11 de febrero de 2022, la OMS ha incluido la adicción a los videojuegos en su undécima Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS. Es así como lo han considerado un comportamiento lo suficientemente grave como para propiciar un «deterioro significativo a nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento».

Algunos síntomas que pueden dar señales de una posible adicción son el aislamiento social, el empeoramiento del rendimiento académico, la pérdida de la noción del tiempo, dolores óseos o articulares o ira desmesurada.

La decisión no ha sido muy bien recibida dentro del sector del videojuego. De hecho, la Entertainment Software Association, de Estados Unidos, ha declarado que «el trastorno del juego no se basa en pruebas lo suficientemente sólidas como para justificar su inclusión en una de las herramientas de establecimiento de normas más importantes de la OMS».

Autor

Grado de Comunicación Audiovisual por la Universidad de Salamanca, Máster de Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela.