¿Qué es la responsabilidad afectiva?

- en Salud
te quiero verdadero

La responsabilidad afectiva es un término que engloba todas aquellas acciones que llevamos a cabo en la gestión de nuestras relaciones, teniendo en cuenta el impacto de éstas sobre los demás

¿Qué implica la responsabilidad afectiva?

Empatía

Ser responsable afectivamente en las relaciones significa tener en cuenta cómo nuestras actuaciones afectan a la otra persona, es decir, implica el aplicar la empatía con los demás, sin olvidarnos de nosotros mismos.

Tener empatía en una relación implica que nos pongamos en el lugar de la otra persona, tratar de percibir el cómo se sentiría esa persona ante ciertos comportamientos que surgen de nuestra parte.

Con esto me refiero a si, por ejemplo, estamos en una relación del tipo que sea, seria o no seria, con una pareja, amigo o amiga, y necesitamos tiempo para nosotros mismos por el motivo que sea, lo expliquemos, en lugar de no dar señales durante días a la otra persona.

Esto evitará que la otra persona le de vueltas a qué esta ocurriendo o se atribuya a sí misma una responsabilidad que no le pertenece sobre lo que quiera que esté ocurriendo.

Comunicación

Es decir, otro de los puntos fuertes de la responsabilidad afectiva, es la comunicación asertiva. Una comunicación en la que se tenga en cuenta el cómo se va a tomar la otra persona lo que le queremos transmitir.

A veces hay que comunicar cosas que irremediablemente van a herir a la otra persona.

Ser afectivamente responsable implica comunicarlo tratando de que eso que queremos transmitir haga el menor daño posible a la otra persona. Pero hay que comunicarlo, ya que el no hacerlo y desaparecer, puede generar muchos quebraderos de cabeza en la otra persona.

Estar pendiente de las necesidades de la otra persona

La responsabilidad afectiva significa también tener en cuenta las necesidades de la otra persona, eso sí, de nuevo, sin olvidarnos de nosotros mismos.

A veces, estas necesidades, pueden cubrirse con el estar pendiente, no de forma constante, de la otra persona teniendo en cuenta su forma de estar en una relación, para lo que, previamente, sería necesario la comunicación de este aspecto.

Cada persona tiene una necesidad diferente de atención: habrá personas que se agobien con tres mensajes al día y otras que necesiten 15.

El punto medio y, siempre comunicado, entre la otra persona y tú, es lo que llamaríamos ser responsable afectivamente, ya que se tendrían en cuenta tanto las necesidades de la otra persona como las propias.

Valorar nuestras propias necesidades

También es importante que nos preguntemos qué es lo que esperamos nosotros de la relación y de la otra persona.

Preguntarse a uno mismo si esas expectativas que tenemos respecto a la otra persona son realistas, idealistas o demasiado exigentes.

Valorar esto permite que no generemos expectativas irreales, no asumibles, y que luego no nos decepcionemos con la otra persona.

Comprender afectivamente a la otra persona y a uno mismo

Conocer cómo reacciona emocionalmente la otra persona, los motivos por los que lo hace así y, aplicar esto mismo a nosotros mismos, es la clave para ser realmente responsable a nivel afectivo.

Sin esta comprensión, en la interviene el tiempo que pasáis juntos, la preocupación por la otra persona, la curiosidad por las vivencias del otro, el poner atención a nuestras propias reacciones y reflexionar sobre ellas, etc, no puede haber una gestión realmente buena de la relación, a nivel afectivo, con otra persona.

No minimizar la experiencia emocional de la otra persona

Relacionado con el punto anterior, validar, que no significa estar de acuerdo, la experiencia emocional de una persona ante un determinado evento hace que la otra persona se sienta comprendida y apoyada.

En cambio, cuando ridiculizamos o minimizamos lo que la otra persona siente o el cómo se toma las cosas, la estamos invalidando y haciéndola sentir débil o extraña, lo que puede afectar a su autoestima.

En resumen, para ser responsable afectivamente con una persona, tenemos que tener en cuenta que, cuando generamos un vínculo con alguien, ese vínculo afecta a la otra persona en su vida. Por tanto hay que cuidarlo y darle atención, sin olvidarse, al mismo tiempo, de las necesidades que tenemos nosotros mismos.

Autor

Psicóloga desde 2017 en la consulta de psicología Epsiba, situada en Salamanca. Además también lleva a cabo consultas de psicología online por videoconferencia. Se graduó como Psicóloga en 2015 en la Universidad Pontifica de Salamanca y desde entonces ha realizado múltiples formaciones para especializarse en el tratamiento de diversos trastornos psicológicos como la ansiedad, la gestión emocional, la depresión y otros trastornos del estado de ánimo o la terapia de pareja.