Cómo desarrollar habilidades de gestión emocional

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habilidades de gestion emocional

Para que lo comprendamos de manera simple, cuando nos referimos a la gestión emocional, es que estamos admitiendo que cada persona tiene un conjunto de habilidades innatas, otras las aprenderá y desarrollará a lo largo de la vida, pero que todas ellas tienen un efecto muy positivo en la conducta individual, aunque muy especialmente en la que corresponde a las de grupo (relaciones interpersonales) que se manifiesta en:

– Tus reacciones: o sea, que te ayuda a reaccionar constructivamente ante personas o eventos. Digamos que a controlar las respuestas, contestaciones que das, especialmente en los ámbitos de trabajo, pero es igualmente importante considerar dichas respuestas (más o menos acertadas) en cuanto a contenido y forma (pegar voces) en el ámbito personal.

– Te facilita aprender a gestionar tus emociones de manera que te beneficien en tu carrera para tomar decisiones y no menos importante, cómo estás estableciendo las relaciones con los demás.

– Tienes que tener paciencia, ya que mejorar tus habilidades de gestión emocional puede tomar tiempo y esfuerzo, pero lo que sí es seguro es que podrás obtener resultados positivos en tu vida profesional y personal.

¿Cómo se pueden mejorar las habilidades individuales de gestión emocional?

Las habilidades que cada persona tiene de manera natural para gestionar sus emociones, tienen importancia porque te ayudan a regular tus respuestas – también emocionales-  a las diversas situaciones que se te presentan.

Aprendiendo a reaccionar bien

Gestionar las reacciones emocionales significa elegir cómo y cuándo expresar las emociones que sentimos. No dejarnos llevar por el primer arrebato que tenemos. Si esto es lo que haces habitualmente, mala cosa. Es un hábito negativo que tienes que erradicar definitivamente de tu vida, y da igual que digas que en el trabajo tienes una conducta intachable y que solo reaccionas así en el plano personal. Porque lo que sí estás haciendo es tener dentro de ti una bomba de relojería, que en cualquier momento estalla y no necesariamente la respuesta violenta e inoportuna en el trabajo, pueda ser algo que podrás reparar fácilmente.

Las personas que gestionan bien las emociones saben que es saludable expresar sus sentimientos, pero que importa cómo (y cuándo) los expresen. Debido a esto, pueden reaccionar ante situaciones de manera productiva como detallamos a continuación:

1º) Saben perfectamente cómo es la situación

Por supuesto que también saben que están controlando su reacción frente a la misma (sea una cosa o una persona). Cuando se refiere a una cosa, algo que tiene que ver, por ejemplo, con un proyecto del equipo en el que trabaja, tratará por todos los medios de informarse bien, analizar la situación antes de tomar una posición. O sea, reacción frente a esa cosa de manera controlada. Si en cambio la reacción es ante una persona, sea compañero o jefe, a lo mejor tiene que ser en el mismo momento de la conversación, por lo que habrá que controlar muy bien el tono y contenido de lo que se dice. Especialmente si no está en conocimiento de causa de lo que se está discutiendo, más aún la reacción tiene que ser muy medida. Hay personas que, en este tipo de situaciones, al sentirse como menospreciadas o subvaloradas porque ninguna persona del equipo le comentara, por ejemplo, que había una reunión prevista y que él como no había estado presente no tenía conocimiento de la misma, lo que le puede llevar a un estado de ánimo de enojo y cierto rencor a los compañeros. Por tanto, lo aconsejable en estos casos, sabiendo que el error era no contar con la información y no haberse informado de lo que había sucedido en la empresa el día que estuvo ausente, entonces, tiene que controlar la respuesta, escuchar, analizar y consultar antes de tomar posición.

Aunque si esta persona gestiona bien sus emociones, no perderá un minuto en responder que, si bien no tiene todos los datos, se pondrá con ello y que cuenten con él al 100% para este nuevo proyecto. O sea, compañerismo y camaradería, pero lo importante que esta persona ha demostrado, es que puede elegir la forma en que reacciona, en lugar de dejar que las emociones le influyan para hacer o decir cosas de las que luego se arrepienta. Sin duda, siempre las emociones le influirán en la respuesta. Lo que venimos a decir es que elimina automáticamente las negativas y se esfuerza en respuestas positivas, constructivas, que hablen de su personalidad que vela por la cohesión de equipo, el compromiso con la organización, etc.

2º) Tienen una idea bastante clara de cuándo tienen que hablar

Saber cuándo es mejor hablar y cuándo es mejor esperar antes de actuar o reaccionar a lo que sienten.

3º) Conocen la influencia de sus reacciones

Saben que su reacción influye en lo que sucede a continuación, incluida la forma en que otras personas les responden y la forma en que se sienten consigo mismos. Puede significar el éxito o el fracaso no solo de la persona que reacciona mal, sino afectar al equipo porque siempre las malas formas contaminan y cuesta un poco (a veces nunca se arregla) reacomodar situaciones al estado anterior del surgimiento de ese conflicto.

Situaciones posibles

Probablemente hayas estado en una situación en la que alguien reaccionó de una manera demasiado emocional, lo que te hizo temblar o sentir vergüenza por esa persona. También preocuparte por la situación del grupo en cuanto a las futuras relaciones entre compañeros.

Es posible que en alguna ocasión hayas estado en una situación en la que te encontrabas en medio de una fuerte discusión en tu equipo, y fue el momento en que tus propias emociones se sintieran tan fuertes que ejerciste el autocontrol, lo que te llevó a contestaciones adecuadas, pero, sobre todo, poniendo un poco de sosiego en la forma (no tanto en el fondo) que se estaba haciendo. O sea, tu posición de autoconfianza y autocontrol era la opuesta a la de esa otra persona que lamentablemente se había descontrolado y provocado que la discusión derivara en un conflicto.

Lo que tienes que tener en claro, es que casi todos los conflictos que se producen en los ámbitos laborales, se atribuyen a fallos o deficiencias en la comunicación interna. Sin duda, puede ser un motivo más que suficiente, para que esa persona que había reaccionado mal, no fuera capaz de controlar su reacción de la manera en que se dieron las cosas, del mismo modo que tú y otras personas sí lo hicieron.

Tal vez la ansiedad, la ira o la frustración sacaron lo peor de esa persona, pero tampoco es cuestión de juzgarlo. Justamente, el buen jefe que ejerce su liderazgo sobre el equipo, tratará de no solo calmar los ánimos, sino que los sentimientos y emociones vuelvan a la casilla de salida. Que no se produzcan rencores, que son los que cuestan erradicar en el futuro.

Y para esa persona que se equivocó en su gestión de las emociones, hay que perdonarlo y también él se debe perdonar a sí mismo, porque caso contrario volverá a incurrir en los mismos errores una y otra vez.

¿Qué diferencia hay entre inteligencia e inteligencia emocional?

La inteligencia es una capacidad genética, cognitiva, marcada por el cociente intelectual. Por su parte, la inteligencia emocional hace referencia a las aptitudes, y habilidades que muestra una persona a la hora de regular sus sentimientos y los del público al que se dirige

¿Qué es la gestión emocional o gestión de emociones?

Es la capacidad para gestionar las emociones de forma apropiada. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener buenas estrategias para afrontar las diversas situaciones en las que diario se encuentra una persona debido a sus responsabilidades laborales; esencialmente, es la capacidad para autogenerarse emociones positivas.

Por tanto, cuando nos referimos a la inteligencia emocional, es un término que se refiere a la capacidad de una persona para identificar y comprender sus propias emociones y las de otras personas. Las habilidades de gestión emocional pueden tomar tiempo y esfuerzo para desarrollarse, pero pueden ayudarte a convertirte en un compañero de equipo profesional y de apoyo efectivo.

A los profesionales que regulan sus emociones les puede resultar más fácil actuar racionalmente en situaciones de alto estrés y tomar decisiones profesionales efectivas.

En la medida que las personas desarrollen adecuadamente sus habilidades de gestión emocional, puede ayudar a los profesionales en una amplia gama de industrias y trabajos, incluidos las posiciones de liderazgo. Y si te sirve ver sobre el papel, o sea una lista (meramente enunciativa) de las habilidades de gestión emocional que pueden ayudarte a realizar muchas tareas, podríamos incluir en este listado a:

  • Resolver conflictos con colegas o clientes.
  • Apoyar la mejora continua en las comunicaciones internas, entre miembros de equipo y/o departamento, especialmente creando una confianza conjunta que se visualice con transparencia, por ejemplo, con los grupos de WhatsApp, que están siendo muy bien utilizados en todas las organizaciones.
  • Te facilitar dar presentaciones y/o hablar en público, generando confianza personal y del equipo, por ende, reforzando la marca de la empresa.
  • Ayudar a los clientes y expresar claramente los sentimientos y emociones ante ellos (positivismo, camaradería, colaboracionismo profesional, etc.) de manera de que se refuercen los lazos personales y de la empresa que representas, porque también se habrá fortalecido la confianza de clientes y terceros en la operatoria de la compañía.
  • Liderar evaluaciones de desempeño.
  • Entrenar y formar a nuevos compañeros.
  • Tutoría de colegas.
  • Completar tareas bajo limitaciones de tiempo.
  • Adaptarse a los cambios en los planes del proyecto.

 

Autor

Vicepresidente del FORO Ecofin y director de www.ecofin.es , CEO de www.demuestra.com, Presidente del Instituto Ecofin de Liderazgo, coordinador académico de la Red e Latam del grupo Media-TICS. Puedes enviarme comentarios y consultas a jzunni@telefonica.net