Son las seis de la tarde. Encendemos la televisión, ponemos el canal Toros y automáticamente cogemos el teléfono con la carga suficiente para ser espectadores o críticos de la retransmisión en directo digital del festejo.
Twitter es una red social utilizada por millones de usuarios. Es cómoda, rápida y útil, hace que tus mensajes lleguen a miles de usuarios. Su forma de uso es tan sencilla como escribir una simple frase, presionar un botón y que tus seguidores le den a like si les gusta lo que escribiste o retweet si están muy de acuerdo.
Ahora, ¿quiénes son los críticos y quiénes los espectadores? Aquí podríamos plantearnos el problema ya que cualquiera puede ser crítico, y además puede serlo sin mostrar su nombre ni apellidos. Pero va más allá, y por ello la importancia que le doy a esta plataforma , porque cualquier aficionado puede alzar la voz y dar su opinión favorable sobre un festejo, o su crítica hacia lo que está pasando en el ruedo.
Hay una clara distinción entre dos tipos de críticos en el Tweet-Tendido, paralela a la que hay en el tendido real. Un aficionado duro, exigente y autodenominado “torista”. Este es el usuario más general en el tendido digital. Por otro lado están los perfiles más partidarios de los toreros, los “toreristas”. Ambos usuarios, tanto de un estilo como del otro, se reprochan automáticamente todos sus comentarios y se crean discusiones largas e interesantes.
Bajo mi punto de vista, la utilización de todas estas redes sociales para hablar de toros es magnífica. Creo que el “Tweet-Tendido” es lo más parecido a sentarse en un bar después de los toros y comentar la tarde, o a las tertulias que había en todas las ferias españolas en los hoteles más taurinos, donde se respiraba el ambiente. Y todo ello es positivo, lo que cree afición y sea pasión.
Pero como en todo tipo de redes sociales, globales y accesibles para cualquiera, en las tardes de toros, se llena de comentarios destructivos y dañinos para las personas a las que se dirigen, y más preocupante es el hecho de que se escondan bajo un username completamente anónimo, mostrando la cara menos humana de las personas.
Y es por eso que hay que tener en cuenta que todos los comentarios son subjetivos.
Si no has ido a un festejo, y después entras en Twitter, puedes llevarte una percepción catastrófica del festejo o reflexionar sobre si te has perdido el festejo del año. Por eso en esta red social tienes a tus usuarios de confianza, con los que compartes tu forma de ver la tauromaquia.
En definitiva, todo un mundo alrededor de la Fiesta, al que debemos tenerlo en cuenta como herramienta de difusión y creador de nuevos aficionados, más adaptados a las nuevas generaciones digitales.
María Fraile – Revista LANCES Feria de Guijuelo
