Las labores del campo en Terradillos

- en Campo
Campos de trigo de Salamanca

Ahora el verano lo conocemos como tiempo de vacaciones para disfrutar del campo o la playa, muy distinto a los veranos de los años cincuenta que había que aprovechar el trabajo, si no querías pasar parte del año con apuros económicos. La agricultura daba empleo a varias personas, para estos trabajos, se contrataba primero a los del pueblo, y después a los de fuera. Decían en el pueblo que hasta que la cosecha no estuviera en la panera no estaba segura, pensando en las tormentas que hacían mucho daño y es que te jugabas parte de la alimentación de la familia de todo un año.  Generalmente para las labores de verano se contrataba por la feria de Alba, (11 de Junio). En ocasiones dormían en las tierras por la noche, bien por la distancia al pueblo o bien por terminar la tarea. En verano era muy corriente dormir en las eras con permiso de los “violeros”.

Las labores se desarrollaban todas a mano. La siega, se realizaba cuando la mies estaba bien seca, con una hoz cuyo filo cortaba “una paja en el aire». En el Teso de la Viga, se encontraban piedras para afilar las hoces. En la mano izquierda se acoplaban unos dediles para proteger los dedos de algún corte con la hoz. Una vez segada la mies el rapaz recogía las manadas en brazadas para atarlas con paja de centeno húmeda, (se llama balaguera de la que se harían los vencejos) para atar los haces. Estos haces no se podían dejar al lado del camino, todos se conocían en el pueblo y sabían que si pasaba “fulanito“ algunos de estos haces se los llevaba en su carro. Los carros de bueyes que fabricaban los carreteros de Alba, eran piezas de museo, en ellos pintaban alegorías, paisajes, ¡qué dibujos! ¡qué colores!, que lujo para andar por las tierras, caminos, acarrear grano, patatas, leña…y basura. Quien estrenaba carro, sacaba pecho, se creía superior a los demás.

Los carros para transportar la mies tenían suplementos llamados estacones o baluarte, donde se colocaban los haces con precisión, como unos artistas para que no se cayeran, a no ser un vuelco del carro. Llegando con el carro y la mies a las eras, esta, se descargaba, poniendo los haces en círculos, cortando los vencejos con una hoz y retirándolos, cuando los haces se ataban con lías se recogían  para otros servicios. Dando vueltas, y vueltas, las parejas de bueyes o mulas con el trillo y con todo el calor, se conseguía triturar la mies, esta se cambiza para hacer la parva, orientándolas a la dirección del viento, para cuando este llegara con un vielo separar el grano de la paja, se baleaban los grancíones del muelo y más tarde con la criba dejar el grano limpio. El grano se recoge y mide con una media fanega, echándole el rasero, ensacando para llevarlo a la panera. Una fanega de trigo, dependiendo el estado de madurez pesaba 43 kgs, una fanega de cebada pesaba 32 kgs. La paja, se almacenaba en el pajar para el invierno como alimento y cama para el ganado.

En las labores del campo también hay trabajos de chinos, “la escarda “era uno de ellos, con una hoz y un palo con horquilla acudían toda la familia a escardar las malas hierbas, cardos, rábanos……….cerro a cerro hasta terminar la tierra, con el fin de facilitar la siega cuando llegara su momento. El trillo, este “artilugio” era la mejor pastilla para quedarte dormido, se compone de dos tablones unidos que por la parte de abajo lleva piedras cortantes encastradas para cortar la mies. Los contratos de trabajo para la temporada de verano se firmaban con arreglo a los días y sueldo, en 1958, un segador por 35 días cobraba 3.800 pts,y un carro de paja, el atador, 3.400 pts. Otro contrato seria, segador y atador, en 1964, cobraba 9.000 pts por segar unas 30 huebras, 45 días, podían llevar algún hijo sin que el patrono tuviera que desembolsar más, pero si tener derecho a la manutención. Por los años 50 la provincia de Salamanca se dividía en dos zonas, con un horario y distinto sueldo para los trabajadores de la recolección. Terradillos estaba en la primera zona. Otra cosa que no debemos olvidar era el descanso dominical, en época de recolección se exceptuaba el prohibir trabajar el domingo, facilitando a los trabajadores que quisieran asistir a los actos religiosos. Años más tarde se trabajaba los domingos hasta las 11 o las 12 fue muy positivo.

Ya nos hablaba el Marques de la Ensenada, que en Terradillos se sembraba a tres hojas, dos años sembrado y uno de descanso.

Jesús de Alba García

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