Librera

- en Cultura

En otra vida seré librera.

Lo tengo claro.

Cuando reúna más valor y sea más valiente.

Tendré una librería como La Latina de Salamanca. Con su toque personal, histórico, feminista y único.

Como El Jardín Secreto de Plasencia. Con sus hojas en las paredes, sus flores y plantas, naturaleza, toque artesano y la música que te invita a bailar mientras descubres libros y libros y libros o a sentarte en el suelo y disfrutar de la lectura mientras seleccionas el libro que vas a comprar.

Como El Lazarillo de Tormes de Albal. Con esa generosidad y cercanía, con dedicación y entrega, con ese toque salmantino en el Mediterráneo donde tan pronto puedes sacar una fotocopia, seleccionar un libro infantil, pedir ayuda con un trámite o sentarte a escuchar la presentación de un libro de una autora de la zona.

Seré una librera con una librería con nombre propio de mujer, con su toque de romanticismo y personal.

Seré atenta con quien me visite y le dedicaré el tiempo que precise. Como sucede en Amapolas en octubre de Madrid o en La librería de Doña Leo en Buñol.

Tendré un rinconcito dedicado a aquellas personas que tengan el mal llamado síndrome de Peter Pan y cada viernes habrá un cuentacuentos especial, una narración de cuentos como en la librería de la película “Tienes un e-mail”.

Será una librería donde dé cabida a todos aquellos libros que fueron apartados alguna vez, que fueron escritos por personas “desconocidas”, pero que pusieron el alma y el corazón en ellos. Recogeré a grandes editoriales, pero también a las pequeñas y las auto-publicaciones. Habrá libros a los que darle una segunda o tercera o cuarta oportunidad. Los clásicos de toda la vida, pero también los más actuales.

Acogeré en mis estanterías llenas de luciérnagas álbumes que ilustran historias que están esperando que alguien las descubra, escondidas entre plantas verdes y flores de colores.

Será un lugar mágico, de cuento, para buscar la historia que te está esperando a que la escojas para llevarla a tu casa.

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