Antonio Calderón es el hombre

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Antonio Calderón - Salamanca UDS

Este artículo lleva proyectado desde la semana pasada. Tras la segunda derrota consecutiva del Salamanca UDS observé cómo en algunos sectores llegaban las dudas, los comentarios, los temores y, como suele suceder en estos casos, el nombre que sale a la palestra siempre es el del entrenador. Conociendo los antecedentes en el Salamanca UDS no es algo a extrañar. Que las dudas lleguen a la ‘zona noble’ del Helmántico parece una constante cada vez que llegan los tropiezos. Preferimos esperar hasta la victoria de este domingo en Llanera, conscientes y confiados en que el andaluz sabía lo que el equipo tenía que hacer: ‘Ir, ver y vencer’ parafraseando a Julio César.

Después del adiós de Lolo Escobar y la llegada de Antonio Calderón, un servidor afirmaba en este periódico que la llegada del gaditano era la única forma de frenar la ‘caída libre’ de un club que pasaba de la tercera a la cuarta categoría del fútbol español y que no sólo estaba perdiendo aficionados a montones, sino que los que seguían fieles mantenían cierto escepticismo en cuanto a la gestión llevada desde ‘arriba’.

Lo cierto es que el sello que había dejado Lolo Escobar quedó grabado ya en la memoria de los seguidores blanquinegros. Llegó a un club roto y tuvo claro desde el principio que el equipo tenía que ‘matar o morir’ y así planteó todos los partidos, a ida y vuelta, consiguiendo evitar lo que habría sido un batacazo histórico, algo que el tiempo pondrá en perspectiva. De hecho, el técnico pacense sigue asumiendo ese riesgo en Segunda División con un Mirandés pleno de juventud, cuyo ensamblaje tiene que ir de menos a más.

Calderón llegaba con otro objetivo. Afrontaba su segunda etapa en el club, por lo que ya llegaba con una mochila a cuestas, para lo bueno y para lo malo. Tras su gran trabajo en la Balona regresaba a un equipo donde no sólo fue feliz, sino que supo recuperar la comunión entre la grada y el equipo. Supo poner el escudo en su sitio y dar su lugar a la afición. Con él se disfrutó del sufrimiento y se lograron victorias y dejaron imágenes para el recuerdo. Imágenes que siguen en la memoria de todos los aficionados.

Sin embargo, en esta ocasión su tarea era doble. A la exigencia deportiva que tiene siempre el Salamanca UDS se unía la obligación de estabilizar el club. No tengo la seguridad, pero sí la intuición de alguien que ha pasado las últimas seis temporadas en la entidad, que en algunas de las decisiones que se han tomado y en algunas de las formas de proceder ha estado presente, cuanto menos, su opinión.

Pero esto es fútbol y el técnico siempre es el eslabón más débil de la cadena. Cualquier paso en falso, cualquier fallo, es sobredimensionado, más en un club con la idiosincrasia y las urgencias de este Salamanca UDS.

Con una extensa y brillante carrera como futbolista (diez temporadas en Primera División), Calderón afronta su segunda etapa en el equipo blanquinegro con una amplia experiencia en los banquillos en la que ha tenido, de largo, muchas más luces que sombras. Sabe de esto más que nadie y llega tras un importante trayectoria en la Balompédica Linense, club al que ascendía en la segunda vuelta a Primera RFEF cumpliendo de sobra los objetivos.

Con un equipo con múltiples caras nuevas, Calderón es conocedor que en todas las categorías, pero en especial en ésta, son los detalles los que te marcan la línea entre el éxito y el fracaso y el mayor error sería salirse de ese camino, aunque en ocasiones haya que dejar a un lado la vistosidad y otras ambiciones de los aficionados. Buena prueba de esta situación son los resultados que están cosechando equipos llamados a estar en lo más alto como el Pontevedra o el Coruxo, que están teniendo un arranque con muchas dudas.

Con la victoria en Llanera, el Salamanca está a sólo tres puntos del liderato y quedan casi noventa en juego. La Liga va a ser como un combate de boxeo en el que hay que fajarse hasta el último momento. Juego de pies, cansar al rival, madurarlo y al final, dar el golpe definitivo en busca del ‘KO’ o, cuanto menos, llevarse la victoria a los puntos, aunque en cualquier momento, un despiste puede hacer que recibas ese golpe lo recibas tú. Cualquier cosa que varíe el guión irá en contra del equipo charro. Calderón sabe de esto más que nadie y es cuestión de que los jugadores terminen de leer su librillo. No se me ocurre nadie mejor que él para entrenar al Salamanca UDS. ¿Qué habrá tropiezos? Seguro, pero que tras cada tropiezo llegará una nueva oportunidad, tan cierto como que Calderón… es el hombre.

 

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.