El Adolfo Suárez y las obligaciones de puntuar del Salamanca UDS

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Dicen que el camino más corto entre dos puntos es la línea recta. Hubo un tiempo en que el Salamanca UDS metió la directa y parecía que iba a tener el objetivo (el de sus dirigentes y propietarios) al alcance de la mano. Un objetivo que su rival de este miércoles tiene en sus manos. Es decir, que el Salamanca UDS tuvo cerca el ‘play-off’, pero que ahora tiene que hacer números para salvarse, mientras su rival, el Real Ávila, lleva toda la liga regular en puestos de ‘play-off’. Hasta ahí se pueden hacer múltiples valoraciones.

Lo más lógico es que el Ávila tuviera más que perder que el Salamanca y eso, en condiciones normales debería ser un salvavidas para los charros. Sin embargo, ha querido el destino que el conjunto charro necesite los puntos más que el comer y que una derrota le pueda hacer descender al abismo, y no hay verbo más adecuado (descender). Ya saben, por eso de que hay muertes repentinas y esas cosas.

Lo cierto es que observo a la gente muy pendiente de lo que ha pasado y lo que va a pasar cuando, en este momento, sólo hay una cosa en la que pensar y es en puntuar este miércoles en el Adolfo Suárez. Todo lo que no sea puntuar se llama problemas y todo lo que sea puntuar se llama tranquilidad, pues la salvación quedará a un paso con todavía dos partidos.

Me consta que los jugadores han recuperado esa tranquilidad (por llamarlo de alguna forma) que les ha faltado parte de la temporada. Es cierto que tengo pendiente algunos análisis. Los iremos haciendo en las próximas semanas, pero me gustaría apuntar una cosa para que la gente no se distraiga, un factor que nadie ha apuntado y que creo que es muy importante en la ecuación de los últimos meses es que Rafa Dueñas era el entrenador, pero además era el ‘jefe’, el nexo de unión entre el presidente y todo lo demás y eso no puede ser fácil ni para él ni para los jugadores. No sabemos lo que hay dentro, pero, ¿y si, por poner un ejemplo, hubiera habido retrasos en los cobros? Sin lugar a dudas la situación habría sido lo tensa que ha parecido ser estos meses.

Por eso, vamos a dejar ya a un lado lo pasado y centrarnos en el presente más inmediato que es mañana. Un mañana que es vital para los intereses del conjunto blanquinegro. ¿Se imaginan cómo estaría la cosa de no haber ganado el otro día en Coruña? Si hacemos esa reflexión nos daremos cuenta de lo importante que fue sumar la victoria. Una victoria que, por otra parte, se debió a una genialidad de Galván. Poco más. Un equipo más o menos asentado, con las ideas claras y un zambombazo que sirvió para sumar tres puntos. Puede parecer mucho, pero es poco y ahí radica el mérito del cambio en el banquillo, que están trasladando a la plantilla ese hacer lo que hay que hacer en cada momento. No hay ni que jugar bien, ni que atacar ni que defender. Hay que saber leer el partido y estar en cada momento. Cuando hay que hacerlo bonito se hace bonito, y cuando hay que hacerlo feo, se hace también. No queda otro remedio. En Coruña ni se vio un fútbol de otra galaxia ni el Salamanca UDS fue superior al Fabril. Simplemente hizo lo que tenía que hacer. Y con eso, muchos equipos se han llevado un botín enorme del Helmántico y de los partidos ante el Salamanca UDS. Estar bien plantados, aprovechar alguna ocasión y esperar que el conjunto charro se desmoronase. Y se ha desmoronado en demasiadas ocasiones. Por eso, lo importante para mí es ese aguantar de los últimos dos partidos con Jorge García en el banquillo. Incluso cuando son superados por el rival mantienen el tipo y esa es la forma de seguir avanzando.

Así que ahora toca olvidarse de todo, poner el foco en Ávila y saber que si echamos las cuentas de la salvación, esas pasan por puntuar, y hay que estar pendiente de ellas, porque lo que no son cuentas…. son cuentos.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.