La verdad es que lo de “la velocidad de crucero”, su particular “Tourmalet” y varias frases más, se han convertido en un recurso de los periodistas para expresar la situación de un equipo o de un deportista. De hecho, un servidor ya la ha utilizado en alguna ocasión, pero es que no se me ocurre otro símil para hacer alusión a una racha sin sobresaltos, que es la que busca el Salamanca UDS tras el empate de su debut y la última victoria en el Helmántico ante el Mirandés B, una victoria que, sin ser contundente, sí fue merecida y clara. Y, además, sirvió para que tanto Cristeto, como sobre todo Martín Galván, se dieron su pequeño baño de multitudes. El primero de ellos por paisanaje y porque ha hecho una apuesta personal por el club después de varios años de coqueteo, y el segundo porque poco tiene que hacer para levantar a la gente de sus asientos. Tiene un golpeo de balón único. Es una cualidad, pero también es un don, y golpea con ambas piernas. A veces puede parecer individualista, pero alguien con ese disparo tiene que intentarlo siempre. Otros futbolistas tendrán que apostar por otras cosas, pero él tiene ese don y tiene que aprovecharlo. De hecho, probablemente fuera el mejor jugador del partido, y sin estar acertado, porque metió uno, pero pudieron ser más. Lo cierto es que él se siente importante y es, sin duda, uno de los ídolos del Helmántico. Hace falta que ese ‘matrimonio’ se siga consolidando a medida que pasen los partidos.
No tuvo mucha más historia el encuentro. El Salamanca UDS jugó más y mejor que su rival, un rival noble, que aguantó todo lo que pudo y que trató de hacer su partido hasta que Cristeto abría la lata. Estaba claro que antes o después tenía que entrar y eso que la ausencia de Fassani dejaba al equipo sin ese delantero centro con experiencia y trayectoria y que hizo que Jehu Chiapas apostara de nuevo por Javi Navas como punta. No marcó, pero es un jugador que sabe en cada momento lo que tiene que hacer y eso, el equipo lo nota.
No quiero dar nombres. Hubo jugadores que no tuvieron su día, pero eso es lo que da valor al equipo, que cuando uno no esté bien, no se note. Aun así, sigo pensando que esta plantilla necesitaba dos o tres jugadores con más experiencia para completar un elenco de futbolistas de un enorme nivel.
Pues como les decía la velocidad de crucero me sitúa en medio del mar, con esos rayos de sol que acarician la piel, sin quemar, sin molestar, una velocidad tranquila, sin oleaje. Traduciéndolo al fútbol, sumar de tres en tres sin pasar apuro y siendo superior al rival. De momento, el conjunto charro empató de inicio, ganó y ahora necesita seguir ganando, porque las dudas, en este club, salen como las setas con la lluvia otoñal. De hecho, a veces si no hay problemas, parece como si se buscaran. Si no es dentro, es fuera. Si no es algo deportivo, salta algún tema extradeportivo. Que digo yo que algo de culpa tendrán los de dentro, pero tampoco toda. Y, puede parecer malo, pero ahí radica también la mayor o menor importancia de un club. En el hecho de que la gente esté pendiente de todo. Aun así, lo importante al final es lo que pase en el césped y ahí, el Salamanca UDS, con los jugadores que tiene debe disipar cualquier duda. Debe ir a Becerril, hacer su trabajo y venir con el zurrón lleno de puntos. Ganar con solvencia y dar un pasito más. Eso no quiere decir que vaya a ser un paseo o un camino de rosas. Quiere decir que tiene que imponer la calidad de sus futbolistas sin mirar al colegiado (o colegiada en este caso), sin mirar al campo, sin mirar a nada que no sea sacar lo mejor de sí mismo para conseguir que lo que tanto le ha costado volver a levantar, a la afición me refiero, siga en pie y con más fortaleza si cabe.