Por fin, este sábado comienza la Liga para el Salamanca UDS. Una temporada en la que tiene la obligación de olvidar de una vez por todas una categoría en la que por estadio, por el escudo que luce y por la camiseta que viste, no debió estar nunca. Es decir, abandonar esta Tercera RFEF de carácter eminentemente regional para lograr un ascenso que, por respaldo social ya merece. De hecho, más de 5.000 abonados han apelado a la ilusión, aunque esa ‘efervescencia’ inicial se desvaneció tras las primeras renovaciones y tras algún fichaje. Luego el verano y la pretemporada, la verdad, han ido transcurriendo con pocas noticias y con más pena que gloria hasta que el pasado miércoles, el equipo recuperaba el sitio que le correspondía.
Aquí somos exigentes con este club, muy exigentes. Lo hemos sido durante toda esta pretemporada. Ahí están los artículos. Siempre hemos hablado de que el equipo tiene que ganar siempre y tal. Y lo ratificamos, pero hay formas y formas de perder. Y, ahora, una vez finalizada la final territorial de la Copa RFEF, hay que reconocer el trabajo realizado en ese partido. El Salamanca UDS perdió (en los penaltis) ante el Numancia. ¿Fracaso? Por muy dura que sea la palabra, sí, porque era uno de los objetivos marcados desde arriba y porque nos desdeciríamos de lo comentado anteriormente. Pero hay formas y formas de perder y la del miércoles es para sentirse más que satisfechos con el trabajo realizado. Porque haciendo estos partidos, tengan por seguro que el Salamanca UDS asciende a Segunda RFEF. Otra cosa es que a lo mejor no es posible jugar siempre así. Pero si el esfuerzo, la motivación, y las maneras son las del miércoles y se pierde algún partido, sólo quedaría aplaudir a los jugadores, que éstos tengan la cabeza bien alta y dar la mano al oponente, aunque, por la calidad de varios jugadores, me da que muy pocos equipos de la Tercera RFEF podrían hacer frente al Salamanca UDS del miércoles.
Así lo sintió también la afición. Hace falta muy poquito para que ésta se venga arriba, pero el otro día fue con
azón y las caras no sólo no eran de derrota, sino, como hemos dicho antes y parafraseando al Rey Emérito, de orgullo y satisfacción.
La mayoría de la gente salía del Helmántico afirmando que hay plantilla para el ascenso. Aquí seguimos pensando lo mismo. ¿Qué hay jugadores muy buenos? Una decena. ¿Qué faltan piezas? Pues también lo pensamos y así lo decimos. Es una plantilla incompleta, con posiciones en las que no hay relevo o el relevo dista mucho del primer espada. ¿Vieron la ejecución de Fassani en su gol? Pues como decía el otro: “No hay más preguntas, señoría”. Eso no tiene sustituto por muchas maravillas que hagan los jugadores destinados a suplirle o por mucho que se entre desde la segunda línea. Porque es cierto, que el equipo charro fue a remolque todo el partido, pero también hay que resaltar la capacidad de remontar hasta en tres ocasiones.
La ‘cosa’ es quién hace el trabajo de Fassani cuando éste no esté que, de momento, se ha perdido casi toda la pretemporada. Esperemos que la recuperación vaya bien y ya esté al cien por cien, pero no es sólo el futbolista de origen suramericano. Hay más posiciones y más jugadores que no tienen sustitutos con las mismas garantías.
Con lo del otro día, ¿bastará para ganar el ochenta por ciento de los partidos? Seguro, pero la temporada es larga, hay lesiones; hay campos difíciles; hay rivales hiper motivados; hay que ver cómo responden algunos jugadores que se queden desplazados de la titularidad; hay que ver cómo Jehú y Dueñas encajan las piezas para que todos entiendan su rol; los propios cambios de rol que se van dando a lo largo de la temporada… Un sinfín de incógnitas que desde este sábado en Los Dominicos, ante La Virgen del Camino, se tienen que ir disipando y esperemos que lo hagan a favor del Salamanca, que aquellas dudas que hemos tenido del equipo o de los jugadores se conviertan en verdaderos ‘zascas’ contra nosotros. Los recibiremos con gusto. Ahora sí es el momento de acallar cualquier crítica, así que esperamos que sea una temporada para que los aficionados disfruten y se puedan olvidar de una vez por todas de los últimos inviernos, largos y crueles con los inquilinos del Helmántico.