El Salamanca UDS se pega un tiro en un pie

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Si nos mantenemos en la ecuación, lo cierto es que el Salamanca UDS debía ya de tener un queso de Gruyere, lleno de agujeros, así que nos quedaremos sólo en la metáfora que viene a cuenta sobre todo tras el enésimo traspié del pasado fin de semana en Langreo. Lo malo es que no es un traspié cualquiera, sino que parece estar a la altura de la debacle en el Helmántico ante el Bergantiños y no olvidemos que ese fue muy, pero que muy gordo.

No puede ser, o no debería ser que cada vez que la gente se engancha, que cada vez que las cosas parece que van a ir bien, suceda algo como por arte de ‘birlibirloque’ que lo estropea todo, que llega como una patada en el estómago de los aficionados que, al fin y al cabo, son los grandes sufridores. Siempre lo he dicho que, independientemente de la propiedad, de la dirección de la entidad, el Salamanca UDS tiene algo que nadie debería pasar por alto, salvo que sea un canalla insensible. Es un club que en el imaginario de la mayor parte de su afición representa algo intangible, representa recuerdos, vivencias, personas. Y eso es algo muy serio pues trasciende la pasión del momento para trasladarlos a etapas pasadas que han conformado sus vidas y las de toda una ciudad. Por eso lo que sucede en el Salamanca UDS trasciende las fronteras de la ciudad, pues ese sentimiento se traslada a muchos aficionados al fútbol en el resto de España.

Como siempre digo, no se trata de analizar de una forma concreta, porque, como todo en esta vidas, podemos descubrir distintas aristas, distintos prismas, incluso excusas para todo. Lo que queda claro es que el Salamanca UDS no debería permitirse algunas derrotas. Pienso que los jugadores, los técnicos, los ‘adentros’ del club son sabedores de ello y lo sufren, pero tiene que pasar que hace que estas cosas, estos ‘disparos’ en el pie se sucedan cíclicamente, más que algunas alegrías que, no se puede negar, el club también da de vez en cuando a sus seguidores.

No es normal lo que sucede. Algo tiene que haber que todos desconocemos que haga que se produzcan situaciones como estas pase lo que pase. En décadas viendo fútbol, no hemos encontrado un caso similar, que no tiene nada que ver ni con rachas, ni con la calidad de los jugadores. Algo hay que provoca que el tejado se venga abajo o, lo que es peor, que se hunda el suelo. Después del ‘desastr3e’ de Bergantiños, el equipo se rehacía de una forma que parecía imposible. Clasificación en Copa y enfrentamiento contra un Primera histórico como el Celta de Vigo, siete encuentros sin perder, regreso a los puestos de ‘play-off’ y… de repente, todo se empieza a venir al traste.

Lo avisamos antes del partido del Pontevedra, que lo verdaderamente importante era la Liga. Los de Yago Iglesias pasaron en Pasarón por encima del conjunto charro. Excusa/explicación: cambios en el once, pensando en la Copa del Rey, el Pontevedra líder y en gran forma…

Llega la Copa. Histórico 0-7 (digo histórico, en lo negativo). Hasta un 0-4 habría sido, incluso, bien visto por la aficiona, pero ¿7? Excusa/explicación: categoría superior, el equipo acaba bajando los brazos, trató de mantener su sistema de juego, algunas fases tuvo el balón,…

Vuelve la Liga al Helmántico. Victoria (y gracias) ante el Fabril. Se ganó con un gol en el último suspiro, pero que nadie olvide que igual que se ganó se pudo haber perdido. El equipo pareció volver a ser el mismo de la buena racha, aunque en muchas fases fue a remolque del filial deportivista. (se ganó, pues no hay excusas).

Visita a Langreo. Los calificativos pónganlos ustedes, pero derrota clara y contundente. Sigo diciendo que no me gusta utilizar la expresión de “equipo sin alma”, que he escuchado por el Helmántico más de una vez. No quiero personificar en futbolistas, porque pienso que ni son tan buenos cuando ganan ni tan malos cuando pierden y porque confío en la calidad de la mayoría de ellos. Pero algo tiene que pasar para que el equipo se rompa en mil pedazos.

En realidad lo que me preocupa es que, a lo mejor, ellos tampoco saben que sucede, que no se sepa dentro o, peor aún, que se convierta en una realidad triste y dolorosa que capa el crecimiento del club y de la entidad.

Esperemos que, sea lo que sea, tenga solución, que este ir y venir de resultados se convierta en una línea constante y, sobre todo, que el equipo no tenga esos partidos que exasperan hasta al más optimista de sus seguidores y que lo de ‘Cara A’ y ‘Cara B’ se quede para eso, para las cintas de cassette. De lo contrario, el pie del Salamanca UDS va a seguir lleno de agujeros que acaben alguna vez con la mucha o poca estabilidad que tenga.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.