Sigo teniendo pendiente un artículo sobre el futuro del Salamanca UDS, pero la actualidad es la actualidad y la gente lo que quiere es saborear el cómodo triunfo del pasado domingo, porque, parafraseando a Bordalás (sí, ese ‘antientrenador’, ese ogro, ese que no juega a nada, pero que tiene al Getafe en décima posición. Sí. En décima posición, además de haber sido Mejor entrenador de Primera en la 2017-18, Entrenador del Equipo Revelación de la Liga en el mismo año y Trofeo Miguel Muñoz de Primera en la 2018-19. Sí. Ese técnico denostado, que tiene más de veinte temporadas entre Primera, Segunda y Segunda B con varios ascensos a Primera y Segunda), bueno, pues parafraseando a Bordalás… “esto es fútbol, papá”.
Pues teniendo en cuenta esa máxima, que sólo es la frase de Boskov de “fútbol es fútbol” versión 2023-24, el Salamanca UDS venció de forma clara y eso le sirvió para convencer a su afición. Es decir que, como afirmamos siempre, esto depende del balón y cada siete días hay un examen que invalida todo lo anterior.
Pero uno empieza a pensar en situaciones parecidas. Tal y como estaba el día, con mucho viento, con lluvia amenazante, si el resultado hubiese sido otro, ¿no es cierto que estaríamos hablando de otras circunstancias? Uno, que ya peina alguna cana, tiene en su cabeza infinitas casuísticas. “El día no estaba para muchas florituras. Estaba claro que un error iba a decidir el partido,…”. Pero, como decimos, salió la cara. El equipo charro ganó con claridad e, igual que cuando pierde se le critica, ahora hay que alabarlo. Hasta Fassani ahora es bueno. Después de media temporada denostándole, resulta que se sabe colocar, que se faja con la defensa, que tiene remate y, lo que es más importante, tiene gol. Que conste que aquí no somos sospechosos de haberlo criticado sino de todo lo contrario, pero a veces (casi siempre), los aficionados dibujamos siempre el partido perfecto en nuestra cabeza: Una defensa que no tenga fisuras, un centro del campo que sea la máquina de control perfecta, unos extremos que abran el campo, tengan regate y velocidad endiablada y las pongan al pie, y unos delanteros que cada balón que reciban lo manden al fondo de las mallas. Pero eso, la mayoría de las veces es imposible. Los partidos dependen de muchos factores y, aquí, hasta el más tonto, hace relojes. Estaba claro que, antes o después, Fassani iba a responder y, últimamente lo está haciendo.
Lo que está claro es que la gente acabó satisfecha y ahora el equipo afronta su visita al Adolfo Suárez con la ilusión de acercarse todavía más al líder y… ¿quién sabe? Porque parece que el Salamanca UDS va hacia arriba y a su rival se le empiezan a atragantar los partidos, pero también lo es que los abulenses tienen una renta suficiente para, con un pequeño arreón, lograr el ascenso de forma directa.
Sin embargo, el Salamanca UDS debe seguir paso a paso. Parece que la plaza en ‘play-off’ está bien encarrilada. Toca afianzarla, quedar lo más alto posible y afrontar la liguilla de ascenso en las mejores condiciones. Sin optimismos ni pesimismos, sino dar el cien por cien y llegar hasta donde haya que llegar, que puede ser muy alto, incluso en el ‘play-off’. Que nadie dude que varios miles de aficionados estarán ahí hasta el final, soñando y alentando a los jugadores.
Esos mismos aficionados que ya sueñan con el ascenso directo. Yo lo sigo viendo complicado, pero en el fútbol las dinámicas son muy importantes. Hace falta subirse a la ola buena y dejarse llevar.
Este Salamanca sí es el Salamanca que se confeccionó a principios de temporada. Eso sí, tiene lagunas (ya las denunciamos entonces y, ahora, además, parece debilitado por las ausencias de los centrales), pero con todo ello, tiene ese grupo de jugadores que, si están a su nivel, están muy por encima de la mayoría de jugadores de la categoría. Basta con que tengan el día y son imparables. El domingo se vio. Habrá que dejarlos seguir caminando. Habrá que acompañarlos en el Adolfo Suárez y dejar que el destino siga su curso. Este Salamanca UDS sí parece el Salamanca UDS que todos esperábamos. Ni antes eran tan malos ni ahora tan buenos, pero tienen una calidad fuera de duda. Esperemos que se junten todos los factores y puedan callarnos la boca y convertir esas dudas en certezas.