El pasado 28 de octubre se cumplieron 109 años del nacimiento de Fabián Vicente del Valle. Quizá en frío muchos de ustedes no lo ubiquen, pues el destino es caprichoso, peor estamos ante una de las figuras punteras del deporte nacional y del olimpismo del pasado siglo y sí, es salmantino y la ciudad reparará la deuda con él la próxima semana, en principio el martes con la presencia de algunos de sus hijos y del escritor Jorge García, que recuperó su biografía con la novela Hércules Olímpico y que acaba de publicar El último de los grises tras el éxito de Croata, convirtiéndose en uno de los autores más prolíficos del panorama literario salmantino y nacional.
Militar de carrera, Del Valle desarrolló parte de su vida fuera de Salamanca. Quizá por ello no se ha asociado tanto con la ciudad como otros deportistas, pero su trayectoria es digna de ser puesta en valor y eso pretende el Ayuntamiento de Salamanca con el acto previsto a realizar del ‘Olimpo’ anexo a El Corte Inglés, donde la ciudad recuerda a todos sus olímpicos y donde se echaba en falta la figura de Fabián, abanderado de España en los Juegos Olímpicos de 1948 en Londres. Hablamos de una figura muy destacada en el olimpismo español, pues fue miembro del Comité Olímpico Español. Precisamente participar como competidor fue su gran ilusión incumplida.
De 1,90 de estatura, comenzó, como tantos otros a destacar en el atletismo, concretamente en los lanzamientos, pero donde destacó de verdad fue en el boxeo, donde consigue dos títulos de campeón de España amateur, en 1935 y 1936. En el 1936, en su mejor momento, logra su clasificación para los Juegos Olímpicos de Berlín, donde, además, era uno de los favoritos. También se clasifica para los Juegos Populares de Barcelona. Ni a unos ni a otros pudo asistir por el estallido de la Guerra Civil. Tras el conflicto, se titular como profesor de Educación Física y comienza también una amplia parcela organizativa en torno al boxeo, deporte que ilustra también alguna publicación, y posteriormente en distintos deportes de lucha, en especial del judo, del que fue el gran precursor en España. También a raíz de dejar el boxeo, en 1945, inicia una larga carrera federativa, asumiendo la vicepresidencia de la Española. También es Delegado Nacional de Judo (alcanzó el cinturón negro), presidente de la Federación Española de Lucha (crea escuelas de kárate y taekwondo), y, finalmente y de la mano del recordado Juan Antonio Samaranch da el salto al Comité Olímpico Español.
Ahora, su imagen y su recuerdo recibirán el merecido homenaje a una trayectoria envidiable y quedará para siempre unido al de la ciudad que le vio nacer y crecer.
