¿Tiene mi hijo una edad adecuada para tener un teléfono móvil?

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Actualmente, una de las importantes preocupaciones de los padres, respecto al cuidado de sus hijos, está relacionada con el uso que éstos puedan hacer de Internet y de las redes sociales.

Mamá, este año quiero un ordenador”. “Papá, este año me he portado muy bien y quiero una tablet”. “¿Cuándo  me van a dar un teléfono móvil? 

Hasta cierta edad, el menor utiliza el móvil de sus padres durante periodos de tiempo delimitados por ellos. Sin embargo, el menor va creciendo y llega el momento en el que no le vale con usar estos dispositivos, sino que pide uno propio.

Y es aquí, en este preciso momento, donde surge la gran pregunta: “¿es mi hijo lo suficientemente mayor para que tenga un móvil propio?

Es normal que los padres experimenten ese sentimiento de preocupación respecto al uso de los dispositivos móviles por parte de los menores; porque saben o intuyen que este uso puede implicar determinados riesgos. Muchos de los padres desconocen qué riesgos son; sin embargo, les basta con saber que existen para desconfiar de estos aparatos en manos de sus hijos.

Hago un pequeño inciso para contaros que, este año, se prevé que el patinete eléctrico se sitúe entre los regalos más solicitados. ¿Le regalarías uno a vuestro hijo? ¿Qué valorarás antes de comprarlo? Si lo necesita o no, si cuenta con las habilidades necesarias para manejarlo, si conoce la normativa para utilizarlo y creemos que la respetará, si lo cuidará y cumplirá con las tareas de mantenimiento del mismo, si supone algún riesgo para él, etc. ¿Imagináis a vuestro hijo o hija conduciendo un patinete por la acera? ¿Poniendo en riesgo a los viandantes? 

Existen normas de circulación vial para utilizar el patinete eléctrico. El menor deberá respetarlas. Pero, aún respetándose, nos encontramos con otros potenciales peligros. Si el menor cumple con esas reglas, deberá circular por la carretera. ¡Con coches, autobuses y camiones! La pregunta es inevitable: ¿es el patinete eléctrico el mejor regalo para mi hijo?

El planteamiento de la pregunta es obvio. Un planteamiento que realizamos otras muchas cosas y de manera casi automática. Sin embargo, cuando se trata de la PlayStation, un móvil o una tablet, estos planteamientos, por alguna razón, aparecen menos nítidos. ¿Por qué? Porque sabemos que la mayor parte de los menores lo tienen y eso nos hace pensar que no ocurre nada si nuestros hijos también lo tienen. Además, ¿cómo va a ser mi hij@ el únic@ que no lo tenga? 

Entonces, ¿es perjudicial regalar este tipo de dispositivos electrónicos a los menores?

El teléfono no hace daño, lo que hace daño es su mal uso. Cuando me preguntan cuál es la edad adecuada para entregarle un móvil a un menor, respondo: “¿a qué edad le dejarías a tu hijo utilizar un cuchillo para que corte su comida?” No hay una edad establecida para ello. Ningún experto ha determinado que los niños puedan usar el cuchillo a los 5 o a los 12 años, sino que son los padres los que deciden si permitirle o no su uso. ¿Y cómo llegan a la conclusión de que ya puede usarlo? Observando al menor, viendo que ha adquirido habilidades motrices que le permitirán usarlo y, sobre todo, que ha logrado un nivel de madurez que garantiza el uso correcto y seguro del mismo. Con el inicio del uso del móvil es lo mismo. No hay una edad comúnmente aceptada o estipulada. Dependerá de la madurez y la capacidad de cada niño en concreto. 

Es importante ser conscientes de que los dispositivos móviles de ahora no son como los de hace pocos años. Ahora permiten mucho más que hacer llamadas y mandar SMS. Por ello, es necesario ser sumamente cuidadosos. El acceso a Internet desde el smartphone supone un considerable peligro para quien lo usa.  Para todos, no sólo para los menores; si bien, es cierto que éstos últimos carecen de la madurez y capacidades suficientes como para saber hacer frente a determinados peligros. 

Hay que tener en cuenta que la edad legal en España para utilizar las redes sociales es de 14 años. Lo real, sin embargo, es que un niño de 12, al que se le facilita un móvil propio, inmediatamente se conecta a Instagram como ya están conectados el resto de sus amigos. 

Existen numerosas barreras en redes sociales que “impiden” el acceso de los menores de esa edad a las mismas; pero son barreras tan fáciles de saltar como cambiar la fecha de nacimiento para que resulte una edad que coincida con la edad legalmente permitida. Cualquier adolescente de 12 años sabe cómo sortear esas barreras. Basta con una búsqueda en Google de “Cómo quitar…” y voila, 400.000 resultados en 1,04 segundos. 

Prohibir el uso del móvil hasta los 18 años es arbitrario y nunca sería la solución. En edades adolescentes y pre adolescentes siempre encontrarán el modo de acceder a lo que buscan, bien sea por el dispositivo de un amigo o bien por otros dispositivos electrónicos. Pensar en quitarle el ordenador o la tablet a un niño, a día de hoy, es inapropiado teniendo en cuenta que uno de sus principales usos también es el escolar. 

Otro de los escenarios que pueden aparecer como resultado de esta prohibición podría ser el de que el menor sea separado de su grupo de amigos por ser el único en no tener móvil. Esto, para los adultos puede ser una cuestión sin importancia; pero para el adolescente no y no le vale eso de “Si Juan se tira por un puente, ¿tú también te tirarás?” 

A edades preadolescentes y adolescentes, la cohesión grupal y la identificación con el grupo de iguales son muy importantes. Carecer de un grupo de apoyo (de jóvenes de misma edad) puede tener consecuencias muy graves, entre las que se encuentran los casos de acoso.

Algunos padres y madres podrán preguntarse “¿cómo van a hacerle bullying a mi hijo por no tener móvil?” Pues sí, lo hacen. Y más aún, puede que estén acosándolo también en las redes. Puede que estén compartiendo imágenes o vídeos faltando al respeto, riéndose de él, incluso al margen de que coexista o no agresión física y o verbal, y al margen de que el chico informe de que el chico informe de ella a los padres o no. 

Aunque pueda parecer ajeno, es importante ponernos en la situación de que nuestro menor pueda estar siendo víctima de alguno de los múltiples tipos de acoso online. No podemos pensar que, sin móvil, el menor no será conocedor del posible ciberacoso y, por tanto, que se librará del sufrimiento que el conocerlo le podría suponer porque, de algún modo, el acosador se encargará de que lo sepa. Podrá saberlo también a través de otros compañeros, quienes con buena (o no buena) intención se lo comuniquen. Él mismo puede descubrirlo a través de otro dispositivo, ya sea propio, (la Tablet, que no le podemos quitar porque la necesita para hacer los deberes) ya sea ajeno (el de sus compañeros o el de los padres en un descuido). 

Se sabe que lo más frecuente es que las conductas acosadoras se originen en el plano físico y se extienden al plano digital. Por ello, pensar en que el sufrimiento del adolescente no ocurriría al aislarla de la visualización de los contenidos ciberacosadores, es desacertado, porque si el menor está siendo víctima de acoso, ya lo estará sufriendo fuera de casa.

Es más importante que pueda ser directo testigo de lo que ocurre y que pueda comunicarlo a sus padres para buscar una solución adecuada. Con todo ello, no estoy afirmando que sea obligado hacer usar al menor un móvil, inmediata e incondicionalmente. Sino que prohibirlo nunca es solución pues, como hemos visto, no siempre es posible y porque aislarlo del medio digital también tiene sus desventajas y sus efectos negativos.

Pues como en casi todo… educar. 

Autor

Criminóloga y Mediadora, Consultora del Instituto de Paz Desarrollo Personal y Liderazgo.