Amor de Madre

- en Firmas

El periódico The Daily Telegraph publicaba la noticia de que varios hospitales ingleses llevan años extrayendo corazones de niños muertos de dolencias cardíacas, sin pedir el consentimiento paterno. ¿Qué razones tendrían los médicos para hacer esto? ¿Qué sentimientos tendrían los padres cuando se enteraron de que sus hijos fueron enterrados sin corazón?

Hay un miedo que se mantiene con persistencia, sin que, a veces, podamos hacer nada. Es el miedo a perder la vida, a no vivir, a no encontrar razones para seguir luchando, a que nos arranquen el corazón. Para salvar los corazones, para salvar nuestro mundo, será necesario, primero, desterrar todas las miserias de la tierra: odio, mentiras, prejuicios, codicia…

La madre es todo corazón. Muchas son las enseñanzas y recuerdos que tenemos de nuestras madres.  La madre enseña al hijo a dar los primeros pasos y no sólo evita que se haga daño, sino que lo cura de todas las heridas. Lo que hace el cariño y el amor de una madre lo expresa Marañón, desde su experiencia como médico: “Muchas veces en el cuarto de alguno que iba a morir, he sentido noblemente humillada mi ciencia de curar y mi energía de hombre, ante la magia prodigiosa del simple rumor de una falda que iba y venía. Ningún remedio de los nuestros, pobres médicos, tiene el poder maravilloso de una mano de mujer que se posa sobre la frente dolorida”.

Y vale mucho, también, el testimonio de Juan XXIII que escribió estas líneas cuando todavía era un joven estudiante en el seminario.

“Me sacó, cuando era un muchacho campesino, de mi casa y con el afecto de una madre amante me dio todo lo que he necesitado. No tenía que comer y me procuró alimentos. No tenía con qué cubrirme y me vistió. No tenía libros con los que estudiar y también me los proporcionó. En algunos momentos le olvidé y cariñosamente me llamó. Si mi afecto hacia él se enfriaba, me calentó en su pecho, en la llama que siempre alumbra en su corazón…, y sigue cuidando de mí, noche y día, más de lo que una madre cuida a su hijo”.

La mejor madre es la que enseña a caminar a sus hijos, para que puedan hacerlo solos. Claro, la madre siempre está presente en el corazón y en el recuerdo.

Es necesario que cada madre opte por el amor.  Se opta por el amor con un compromiso decidido de amar en todo momento y circunstancia, a todos y a cada uno de sus hijos. La opción de amar conlleva la resolución de no eludir ningún esfuerzo de amar. Se aceptan las derrotas, pero hay un empeño de perseverar hasta el final en la lucha y en la elección. Optar por el amor no es escoger la victoria, es simplemente elegir el amor como lo más importante y único que merece la pena en la vida. Parece un sueño y realidad imposible, lo que es imposible para los seres humanos, no lo es para Dios (Lc 2,34-37).

Autor

Nacido en Blascomillán (Ávila). Carmelita Descalzo y Sacerdote. Licenciado en Espiritualidad. Estudió la carrera de música (piano y canto) en el Conservatorio de Madrid. Conocido internacionalmente por sus escritos, autor de muchos CDs y libros; colabora, además, en revistas y diversos medios de comunicación.