Pocas son las actividades que nuestros hijos nos ven realizar en pareja. Otra cuestión son los padres y madres solteros que no tienen esa posibilidad. Si nos fijamos bien salvo salir a cenar o tomar copas el resto de actividades las hacen los progenitores de manera independiente. Si bien es cierto que algunos, los menos, practican deportes juntos o disfrutan de alguna actividad de ocio como pareja, más allá de ir juntos al cine me refiero.
Los niños, jóvenes y adolescentes aprenden por imitación en muchas ocasiones y para algunas facetas de su vida. En la práctica religiosa ha sido determinante el hecho de que muchos progenitores dejaran de ir a Misa o rezar en casa para que sus descendientes hayan abandonado la práctica religiosa en sus vidas. Si está ni se le espera. Algunos recordamos a nuestras abuelas, pues era cosa de abuelas, rezar el Rosario e ir a Misa todos los días y, toda la familia, el domingo y las fiestas de guardar.
Hemos dejado de ser religiosos en su mayoría, aunque la inmensa mayoría de los españoles se definen como católicos.
Introducir en las familias una práctica de meditación y contemplación con el objetivo de que nuestros hijos la practiquen puede resultar tarea imposible si los progenitores no dan ejemplo.
La práctica del Mindfulness se ha puesto de moda por las grandes ventajas que tiene para el desarrollo de la vida en la gestión del estrés, sus emociones, los sentimientos y el pensamiento obsesivo, rumiante y circular, entre otras ventajas. Meditar se ha vuelto un gran remedio para combatir las partes más limitantes y contractivas del estilo de vida occidental muy digitalizado y lleno de estímulos constantes.
Este artículo tiene por objetivo hacer caer en la cuenta de que es necesaria una nueva conciencia educativa en los progenitores para inculcar en los descendientes prácticas que como hábitos requieren un práctica habitual y constante.
La educación se ha dejado en manos de los centros educativos y su personal docente. Esta abdicación de las labores pedagógicas básicas afecta también al desarrollo personal de los educandos a los que se les priva de los agentes de transmisión de hábitos y costumbres más eficaces, sus padres y madres.
En la práctica de Mindfulness ocurre lo mismo.
Si vuestro deseo y propósito es que vuestras hijas e hijos practiquen Mindfulness, comenzar por que os vean hacerlo con la frecuencia adecuada. Será vuestro ejemplo su mejor maestro. Para hacerlo aún más fácil os propongo crear en vuestras casas lo que denomino “El Rincón de Paz”.
En muchas casas señoriales y alto abolengo durante siglos existía la capilla o el oratorio, donde los residentes podían recibir las asistencias espirituales y practicar los ritos religiosos. No estaba al alcance de todos y era privilegio de una minoría.
En Oriente es práctica habitual que las casas dispongan de un rincón donde se encienden velas, se colocan iconos, como pequeños altares domésticos ante los que se recitan oraciones y mantras.
El Rincón de Paz que os proponemos no precisa de mucho espacio, es decir, puede ser colocado en un piso pequeño, pues puede ser portátil, de quita y pon. Pero si dispones de espacio puedes dedicar una habitación o un rincón de una habitación al Rincón de Paz.
Comienza pensando que el Rincón de Paz es un tiempo y un espacio. Es decir, todos los días, o los que quieras señalar, dedicarás un tiempo a la práctica de los ejercicios de Mindfulness, como es la Meditación formal, en tu Rincón.
Si el Rincón de Paz es portátil, colocarás las sillas o el cojín en el lugar señalado. Si es permanente siempre estará colocado y podrá verse por todos los miembros de la familia.
En El Rincón de Paz puedes colocar una vela y encender un poco de incienso, amortiguar la luces y provocar con ello un ambiente que expresa con claridad a nuestros sentidos y nuestra mente que nos encontramos ante un tiempo y un espacio muy especial.
Soy partidario de que el Rincón de Paz, o en el Aula de Paz, (versión para los centros educativos) no contengan elementos ornamentales que puedan inducir a la mente a imaginaciones y desvíos interpretativos más allá de la atención plena a la respiración y al mismo cuerpo para un desarrollo de la práctica eficaz y armonioso.
La estrategia del Rincón de Paz para las casas es una de las más eficaces para inculcar a los niños desde pequeños la práctica de la meditación, la oración y la contemplación. Es compatible con la práctica religiosa, pues el Rincón de Paz puede ser el punto y el tiempo de encuentro familiar para la orar y realizar las prácticas y ritos religiosos domésticos.
Por mi parte también recomiendo que el Rincón o el Aula de Paz se empleen como recurso en la estrategia de resolución de conflictos. Es decir, así como en las escuelas nos castigaban en el rincón, parece ser que ahora lo llaman el rincón de pensar, ahora podemos disponer de un tiempo y un espacio donde el silencio y el respeto es el protagonista y a dónde nos dirigimos para hablar del problema surgido.
Por este último motivo considero que el Rincón y el Aúla de Paz son depósitos de energía, sobre todo si es permanente. Acudir a él, descalzarse, sentarse sobre el cojín o en las sillas dispuestas, realizar un momento de silencio y respiración consciente para comenzar una conversación sobre lo ocurrido supone entrar en contacto con la energía de la serenidad que hemos ido creando y que nuestra mente reconoce con los sentidos en cuanto nos circunda.
Hay muchas familias que pueden tener bibliotecas o despachos, salas de música e incluso gimnasio dentro de sus casas. La verdad que no es habitual en la mayoría de las familias que disponen de pocos metros, pero da una idea de como, cuando se puede, se crean espacios para el desarrollo de diferentes actividades. Una de ellas es la práctica de las meditación y los ejercicios propios de Mindfulness que hemos bautizado como Rincón de Paz.
Os recuerdo los materiales mínimamente imprescindibles:
- Disponer de un tiempo al día para su uso. Veinte minutos diarios es la recomendación.
- Disponer un espacio permanente o portátil dotado de:
- Una silla o cojín.
- Una vela.
- Una barra de incienso.
Y ya tienes tu Rincón de Paz. En él pasarás un tiempo de mucha calidad y serás capaz de transmitir a tus hijos la enseñanza de una práctica que nunca olvidarán que se la enseñaste tú y que tanto bienestar les reportará.
Puedes programar actividades diversas y adaptadas todas ellas a las edades de cada uno de tus hijos. Los más pequeños no será necesario que aguanten veinte minutos y los más jóvenes comenzarán progresivamente, poco a poco. Pero lo importante, lo más importante es que ellos vean como papá y mamá practican todos los días la meditación y utilizan su Rincón de Paz para ello.
Ya no preguntarán ¿A dónde vas? cuando te ven salir para ir al gimnasio o al dojo para practicar y meditar. Ahora ya lo tienen en casa. Y así, en lo doméstico y familiar incorporar una sabiduría que tanta falta nos hace a todos.