Resulta que con esto de vender el producto navideño a primeros de septiembre favorece el consumo de turrón de chocolate para mis adentros de una manera desmesurada y sin límite alguno. La culpa no es mía. Desde aquí hago un llamamiento a las marcas para que, en cierta manera, realicen la venta desde diciembre así corremos menos riesgo de su consumición.
Ya sé que no está la cosa para dejar de vender productos pero es que ese maldito turrón me mira con cara de gatito de Shrek suplicándome su ingesta nada más pisar su sección. “Cómeme, cómeme maldito titiritero” Me dice en tono bajito al oído. Y claro así no hay manera. ¿Qué es lo que hago? Pues que cojo el maldito turrón. Cuando decido marchar del dichoso pasillo de mierda, vuelvo a oír voces del propio turrón que tengo en el carro. “Salva a mi familia desgraciado o sólo me vas a salvar a mí”. Y es entonces cuando vuelvo sobre mis pies al famoso pasillo y recato a tres o cuatro miembros de su familia. Ya saben que me gusta ayudar y hacer el bien lo máximo posible como cuando José Luis Moreno regalaba cosas en su programa. Pues igual.
Bien, este episodio podría ser perfectamente el argumento de un capítulo de la serie “The Big Bang Theory” pero no. Es una lucha constante que sucede en mi interior desde septiembre a enero.
Sé que a muchos de ustedes les sucede pero no se atreven a contarlo por miedo al qué dirán. Les entiendo. A mí no me pasa porque me dedico al humor y se puede entender como un comentario irreal divertido en forma de chascarrillo. Pero no es mi caso. Lo asumo. Como mucho turrón. He de reconocerlo y reconocerlo es el primer paso para superar esta adicción. Sueño con casas de turrón. Ropa de turrón. Coches de turrón. Pelotas de turrón y hasta turrón de turrón. ¡Buah! ¡Qué pasada!
Por eso desde aquí hago un llamamiento… ¡Qué leches! No hago nada. Mejor he pensado que un día es un día y pá cuatro que vivimos pues qué mejor que inflarnos a turrón. Venga turrón para todos. Y si es de chocolate pues mejor que mejor.
No hay mejor manera que desear unas felices fiestas con un trozo de turrón en la boca… Se lo recomiendo.
¡Tengan todos ustedes una preciosa Navidad y un feliz Año Nuevo!
Yo marcho a por más turrón que se me ha acabado…
Moraleja: “Para que la cuesta de enero la bajes rodando y pase más rápido el mes, recuerda la famosa expresión: Al turrón”.
