Los «recuerdos» de un ayer

- en Firmas
adultos mayores

Los recuerdos de un ayer, vienen y van de su mente. No entienden nada, pero sienten unas manos que acarician su rostro, mientras ellos fruncen el ceño ante ese gran desconocido, que aunque ellos no se acuerdan es su hijo.

Alzheimer, qué palabra tan cruel para los hijos y familiares. Ellos si recuerdan a sus padres, pero sienten que son los grandes olvidados.

Cortan el recorrido de sus lágrimas con la yema de sus dedos, y de repente se ven escribiendo su día a día en un diario. Sienten tanto miedo a ser olvidados por sus retoños, que su rutina diaria cambia. No saben si para bien o para mal, pero da un giro irremediable en su vida.

Recuerdo una entrevista que realicé hace un año a la Directora del Centro de Referencia Estatal de Alzheimer y otras Demencias. Una de las cosas que me comentaba, es que eran tan importantes los cuidados del usuario con esta dolencia, como enseñar a los familiares a sobrellevar esa situación. En esos momentos pensé en los mayores de nuestro entorno, en cómo me sentiría si alguien cercano a mí me olvidará por una enfermedad tan cruel.

Opino “que los recuerdos del ayer”, tienen que dejar de serlo. A veces, omitimos cosas tan simples como tomar un café, recordamos con nostalgia aquellos tiempos, donde no habíamos caso ni al móvil para disfrutar de la otra persona. Pero no hacemos nada por recuperarlos y os aseguro que cuando entras en un centro de este tipo, algo dentro de tus entrañas se remueve.

Reflexiono sobre ese minuto de gloria, donde los padres abrazan a sus hijos recordándoles. Lágrimas, sonrisas, una mezcla de sentimientos que incluso ensalzan la esperanza de sus parientes, que viven con la ilusión de que sus allegados vuelvan a recordar.

Van pasando las hojas de un álbum fotográfico, con la intención de ser la medicina que la ciencia no ha logrado. En su interior, saben que es muy difícil conseguirlo, no existen los milagros. Sin embargo, siguen buscando ese minuto de gloria continuado. Así es como intentan paliar su frustración, al sentir en su corazón, que son «hijos olvidados».

Sentimientos contradictorios, cuando la enfermedad llega a su nivel más alto, es entonces donde encuentran su felicidad en los recuerdos que aún viven impregnados en su alma. Porque la vida les ha obligado a sentir la ausencia de los buenos y malos momentos.

Crean una burbuja imaginaria que es su escudo, donde no existe pasado, ni futuro cercano, tan solo un presente que les invita a soñar a cada minuto. Es entonces cuando piensan en el bienestar de sus padres y se repiten una frase interiormente.

“El olvido de mis recuerdos, serán los recuerdos de tu olvido”.

Autor

Almudena Merino nació en Barcelona. Sin embargo, reside actualmente en Salamanca, ciudad que la vio nacer como escritora. A pesar de su corta andadura literaria, la avalan varios títulos publicados: Reflejos de una sonrisa, Secretos de un alma callada y El escondite de una Rosa.