Y parece que fue ayer

- en Firmas
Campo de Penaranda

Parece que fue ayer,
cuando mi número treinta y dos de zapatillas pedaleaba y pedaleaba fuerte para subir,
aquella cuesta empedrada.

Y parece que fue ayer,
cuando saboreaba el olor de las encinas y cogía con mis pequeñas manos aquellos cascos de bellotas para utilizarlos como dedales.

Y parece que fue ayer,
cuando el cielo era aún azul y más cristalino que el propio agua.

Y parece que fue ayer,
cuando decía un «si te quiero», «no te quiero» deshojando los pétalos de las margaritas.

Y parece que fue ayer,
cuando admiraba aquellas flores de manzanilla,
que en el verano regaban mi pelo volviéndolo más rubio y triguero.

Y parece que fue ayer,
cuando el ladrido de los perros en la noche mecía el miedo.

Y parece que fue ayer,
cuando la libertad la secuestrabas respirando hondo y sin manos con la bicicleta cuesta abajo.

Y parece que fue ayer,
cuando el sol transformaba mi tersa piel en oro.

Y parece que fue ayer,
cuando sus habitantes aún me saludaban y me recordaban como si fuera ayer. 

Y parece que fue ayer,
en aquel pueblo aún intacto, escondido entre la hermosa meseta castellana. 

Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *