GALINDO Y PERAHUY: Casa de labranza tradicional

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Casa de labranza tradicional 19

Los corrales y tenadas anexos al restaurante El Corralón de Perahuy acogen una importante colección de objetos etnográficos en su contexto. Es el mundo, ya pasado, de los segadores, gañanes, pastores y labradores. El mundo de la siega y de la trilla, actividad que se representa anualmente junto a esta exposición permanente.

Los aperos agrícolas y los útiles ganaderos priman en esta colección, con espacios de ambiente como la fragua, los comederos o el horno de pan.

La arquitectura del conjunto vierte a un gran patio interior presidido por un imponente potro de herrar.

Dirección: Calle Lugar de Perahuy, 11-12

Teléfono: 923 080 892

El Boíl es un edificio que se utilizaba para dar de comer a los bueyes. Son características sus pesebreras de piedra donde se echaba la paja (apajar) con unos puñados de algarrobas varias veces al día (posturas) para cada animal. Los animales entraban desde el corral de acuerdo a una jerarquía establecida previamente entre ellos con sus frecuentes peleas, en las cuales se determinaba en qué orden accederían hasta ocupar al completo el boíl.

El Yugo es un instrumento de madera al cual, formando parejas (yuntas), se unían por la cabeza los bueyes con ayuda de unas correas largas de cuero (coyundas), que se ataban a los cuernos. Al yugo se sujetaba el carro con la pértiga, el arado con el timón y el trillo con el cambizo o cadenas (estrinques). Hay varios tipos según la clase de faena que se realizaba, así hay yugos de carro, de vacas y de aricar.

La Sementera comenzaba llegados los primeros días de octubre; una vez preparadas las besanas se sembraba primero el trigo y acto seguido la cebada. Centeno y avena eran cereales minoritarios en la comarca. En esta, el método más empleado era la siembra a voleo, consiste en lanzar el grano con la mano sobre los surcos que después serán tapados por un segundo paso del arado (enganchado).

El Arado es un instrumento agrícola que, movido por fuerza animal, sirve para labrar la tierra, abriendo surcos en ella. Sin duda con el que más se trabajó fue con el romano, si bien en los años previos a la mecanización se fueron incorporando diversos arados de vertedera (bravante, lobato).

El Pajar es un edificio casi siempre continuo al Boíl en el que se almacenaba la paja con los carros desde las eras una vez separado el grano con el aventado. Para esta operación los carros se armaban con redes para aumentar la carga ya que la paja tiene mucho volumen y poco peso, motivo por el cual también era necesario apretarlos en el pajar (ahollar). Con la brienda dirigida hacia el suelo agarrada con ambas manos y andando a pequeños saltos de rodillas sobre la paja se llenaba el pajar hasta el techo, momento que aprovechaban algunos trabajadores para escribir sus nombres, o cualquier ocurrencia, en las vigas del pajar.

Siega y Acarreo

Con la siega comienza la recolección de los cereales. Alrededor de San Juan (24 Junio) y hasta primeros de agosto, las cuadrillas de segadores con sus hoces, débiles y con los cuerpos enjutos y curtidos afrontaban de forma titánica las duras jornadas bajo el sol. El sistema en que se segaba era el mismo que se venía empleando desde la más remota antigüedad. Con las hoces se segaba la mies y se iba dejando en pequeños montones que posteriormente formarían gavillas y haces.

Los haces se solían apilar y dejar varios días al sol en montones llamados hacinas. Prácticamente a la vez que la siega comenzaba al acarreo de las mies hacia las eras. Se hacía con los carros de bueyes o caballerías con armazones de madera y redes para conseguir más capacidad de carga.

Trilla y aventado

La labor de la trilla se realizaba con el fin de separar el grano de la paja, rompiendo esta y las espigas con pasadas continuas de los animales arrastrando trillos. El trillo más usado era el común, formado con tablones ensamblados curvados hacia arriba en su parte delantera y embutidos de piedras cortantes de pedernal por debajo. Las parvas de mies se preparaban con siete u ocho carros que se esparcían con las horcas formando un gran círculo sobre la era.

Se comenzaba con el sol ya alto para que las espigas desgranasen mejor y una vez dadas las primeras vueltas, la parva se volteaba con las tornaderas del trillo o a mano con las horcas. Después de pasar muchas veces con los trillos, el grano quedaba suelto mezclado con la paja y se procedía a amontonar la parva.

Con el paso de los días de trilla se iban haciendo varias parvas y se orientaban a diferentes aires (al cierzo, al serrano, al gallego), para aprovechar mejor el viento cambiante. El aventado podía comenzar si había personal suficiente aun sin haber terminado la trilla y consistía en lanzar al aire con las palas y los briendos la mezcla de paja, cereal y tierra recogido de las parvas, para que el viento se encargara de separarlo llevándose las partes más ligeras (paja y polvo).

Como remate al aventado y para conseguir mayor limpieza del cereal, este se pasaba por las cribas. Una vez limpio se procedía a la recogida en costales y se trasladaba nuevamente en los carros hacia las paneras. El almacenamiento de la paja en el pajar era la última faena en el calendario agrícola.

El potro

Elemento indispensable en pueblos agrícolas y casas de labranza, pues los animales de trabajo más utilizados (bueyes y vacas) precisaban con frecuencia reponer las piezas metálicas (callos) con las que se protegían sus pezuñas.

Hechos con troncos de encina o bloques enterizos de piedra, su emplazamiento solía ser cercano a las fraguas ya que era el herrero del pueblo el encargado de hacer los callos y herrar. También eran usados para castrar o curar.

Los animales entraban por la parte contraria al yugo y eran amarrados a este por la testuz con coyundas, posteriormente se procedía a suspenderlos en el aire utilizando el torno giratorio con las hondas de esparto o cuero y un palo que se disponía en la parte interior de los cuartos traseros y colgaba de unos ganchos colocados expresamente para ello.

La fragua

Lugar donde se hacían y reparaban las herramientas y utensilios de hierro y madera necesarios para la actividad agropecuaria. Casi todos los pueblos tenían una o varias fraguas, dependiendo de su tamaño, y era un herrero profesional el encargado de su funcionamiento.

Las labranzas grandes también solían tenerla, y en este caso podían trabajar en ella la persona encargada de fabricar y reparar los utensilios (aperador) o el herrero del pueblo, contratado para los momentos de más actividad.

Las labores más frecuentes eran las de empalmar y aguzar las rejas, siendo la sementera el momento de más trabajo en la fragua durante el año. Importante era también la fabricación de las piezas para calzar el ganado vacuno o caballar (callos y herraduras) o las herramientas del resto de oficios de la comunidad rural (carboneros, zapateros, carpinteros, etc.).

Las partes más importantes de una fragua son:

  • El Fogón, lugar donde se quema el carbón para calentar el hierro, en una de las paredes se encaja el fuelle, protegido por una tobera, entrando por ella el aire al ser accionado este.
  • El Yunque, es la pieza sobra la que se moldea y da forma al hierro candente. Tiene una superficie principal plana y a los lados otras dos, una redondeada y una en ángulo.
  • La pila de piedra arenisca o granito se empleaba para enfrentar las herramientas con el agua.
  • El banco de trabajo, con su tornillo, se utilizaba para trabajar el hierro, ya en frio, o las distintas piezas de madera de los aperos y herramientas.

Autor

Equipo de redacción de NOTICIAS Salamanca. Tu diario online. Actualizado las 24 horas del día. Las últimas noticias y novedades de Salamanca y provincia.