Pozo de los Humos

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Será quizás la zona del Parque Natural de Las Arribes del Duero más visitada. Se trata de dos cascadas del río Las Uces. Hasta principios del siglo XX, a este río se le llamaba río Masueco, y disponía de varios molinos harineros. El río Uces, procedente de las tierras de Ledesma, donde nace a 800 metros de altura, discurre prácticamente en línea recta hasta su desembocadura en el río Duero, a 400 metros de altitud.

El pozo está situado entre los Municipios de Pereña de la Ribera y Masueco, y muy próximo a la Playa del Rostro de Aldeadávila de la Ribera.

La mejor época de visita es durante la primavera y el otoño, porque en el verano se produce un estío de sus aguas. El bonito nombre de los Humos procede del bullicio del agua al caer en las cascadas.

El Pozo de los Humos es un espectacular salto de agua del río Uces provocado por la necesidad de salvar un desnivel de 50 metros en un tramo muy corto. La garganta de agua se precipita por una pared donde un saliente de roca provoca que se divida en dos cuerpos, dando lugar a dos cascadas. La otra recibe el nombre de Pozo de las Vacas.

La fuerza erosiva del agua, en su vertiginoso descenso hasta el fondo del cañón, ha ido provocando durante miles de años una apreciable desgaste en los salientes de roca de la granítica pared por la que discurre y, por tanto, un descenso del desnivel que ha de salvar la cascada.

Un espacio natural

Nos encontramos en el espacio natural Arribes del Duero, territorio que comprende la provincia de Salamanca, en el extremo noroeste, y la de Zamora, en el suroeste, un espacio donde los miradores se configuran como privilegiadas balconadas, abiertas al arribe que nos permiten explorar un paisaje esculpido por el río Duero y sus afluentes. Su cauce fluye ahora contenido por el cañon fluvial, modelado por la fuerza erosiva del agua al labrar un profundo tajo en la roca granítica de la meseta al salvar el brusco desnivel que se produce, al introducirse en esta comarca, hasta su desembocadura en tierras portuguesas. Así, frente a la horizontalidad y suaves ondulaciones de la penillanura, el paisaje se quiebra al llegar al arribe, dominado por la verticalidad y profundidad de los cortados.

Un entorno protegido

El 11 de abril de 2002, la Junta de Castilla y León incorpora este singular paraje a su red de espacios naturales protegidos, con la figura de «Parque Natural de las Arribes del Duero», para proteger y conservar sus recursos naturales, preservar su biodiversidad y mantener el equilibrio de sus ecosistemas.

La gran riqueza y diversidad avifaunística del Parque Natural de las Arribes del Duero, hábitat natural de muchas especies protegidas ha llevado a la declaración de este espacio como Zona de Especial Protección para las Aves (Z.E.P.A.). La inaccesibilidad de los cortados del arribe proporcionan seguridad y refugio a diversas especies de aves amenazadas, especialmente sensibles ante la presencia humana, que estableces sus zonas de nidificación y cría entre las ocultas grietas y repisas de la roca. Es el caso de la cigüeña negra, el águila perdicera, el buitre leonado o el alimoche.

Geología

La gran presencia de grandes masas y bloques de granito, abundante en este territorio, nos revela la naturaleza granítica del mismo. Los fenómenos erosivos, durante miles de años, han ido provocando el afloramiento de los materiales de la Era PaleoZoica, construidos principalmente por rocas de origen ígneo, que evolucionaron hasta convertirse en granitos de diversos tipos.

Itinerario hasta el Pozo de los Humos

Desde el parking, vamos descendiendo por la pista que nos llevará hasta el mirador desde el que podremos contemplar el Pozo de los Humos, donde nos situaremos a 600 metros de altitud (la localidad de Pereña de la Ribera se encuentra a 697 metros de altitud). Durante el camino iremos experimentando, progresivamente, cómo el paisaje de la penillanura va cediendo paso al paisaje propio del arribe, a cuyo esplendor daremos vista desde el mirador.

En nuestro avance por la penillanura el paisaje se presenta dominado por especies como son la encina y el roble. Una gran presencia de matorral, con especies como la jara pringosa, el torvisco o la escoba, cubre el suelo creando un frondoso manto salpicado en otoño de diferentes tonalidades verdes y rojizas que, en primavera, se tornan en llamativos colores.

La abundancia de matorral se debe a la escasez de suelo fértil, así como a los constantes incendios provocados por crear pastos ganaderos. El progresivo abandono de actividades agrarias ha provocado que el paisaje recupere su carácter agreste.

Diversas formaciones rocosas afloran en forma de salientes y berrocales, fruto de la acción erosiva del agua y el viento durante millones de años sobre los materiales de origen paleozoico, revelándonos la naturaleza fundamentalmente granítica de este territorio y anunciando la proximidad de los cortados. Es, precisamente, la abundancia de granito, lo que ha determinado la existencia de una tipología constructiva asociada al paisaje agrario y cultural de este territorio. Así pues, como elementos propios de la arquitectura popular podemos observar las típicas «cortinas» que definen las lindes de las fincas o restos de antiguas majadas entro los berrocales y el manto vegetal de la penillanura surgen construcciones tradicionales, fabricadas con los materiales que da el paisaje.

Otro de los elementos que nos guiará en nuestro descenso hacia el mirador son las enormes torres de alta tensión, cuyos tendidos cruzan el valle. Es el precio que paga la naturaleza por la energía que consumimos.

En las proximidades del mirador, podemos dar vista y escuchar el sonido de una estrecha pero espectacular caída de agua que surge desde la penillanura, al otro lado del valle, para efectuar un descenso, de aproximadamente 300 metros, por la empinada ladera hasta el río Uces. Las aguas de esta cascada pertenecen al regato de la Cribera.

Ya en el mirador, la panorámica del valle presidida por la sensacional cascada del Pozo de los Humos, nos sitúa en el punto de llegada de nuestro recorrido. En esta pared rocosa, hay una cueva natural donde se pueden apreciar una pinturas rupestres cuyo origen, probablemente, se remonte a los pobladores prehistóricos de la zona. Esta cueva recibe el mismo nombre de la ladera en la que se sitúa: Palla Rubia.

Pozo de los Humos

Pozo de las Vacas

Un saliente de roca divide el torrente de agua, en su caída, en dos cuerpos o cascadas; una recibe el nombre de Pozo de las Vacas, atribuido por la leyenda que habla del despeño en este punto, de un carro tirado por vacas que transportaba trigo a un molino próximo. Esta cascada discurre por la parte derecha de la que da nombre a este conocido enclave, Pozo de los Humos

Un enclave literario

Miguel de Unamuno, visita el Pozo de los Humos en varias ocasiones, en 1898, 1902, etc Escribió diversos artículos sobre estas visitas. asombrado por el agreste paraje que descubre cuando da vista a la cascada del río Uces, dedica unas bellas palabras, ejerciendo el noble dominio de su prosa en la obra «Por tierras de Portugal y España», para describir el espectacular fenómeno a que da lugar la fuerza del agua en su flamante caída, dando nombre a este singular y delicioso espacio arribeño.

Es una de las hermosas caídas de agua, ésta que puede verse entre aquellos adustos tajos. Divídese la cascada mayor en dos cuerpos, debido al saliente de la roca, y va a perderse en un remanso de donde surge el vapor del agua pulverizada por el golpe, que le ha valido al paraje el hombre de los Humos… ¡Los siglos de siglos que habrá necesitado el agua para excavar tales tajos y reducir semejantes cascadas!

 

Autor

Equipo de redacción de NOTICIAS Salamanca. Tu diario online. Actualizado las 24 horas del día. Las últimas noticias y novedades de Salamanca y provincia.