La ruta de Los Arribes del Duero y de Los Pantanos lleva a la parte más occidental de la provincia de Salamanca, siguiendo en principio el curso del río Tormes, que se cruzaba por un puente romano al llegar a Ledesma. Junto a esta población se yergue majestuosamente la silueta del antiguo castillo de defensa -la Fortaleza-, construido en tiempo de don Beltrán de la Cueva; en Ledesma puede visitarse también la bella iglesia de Santa María.
Vitigudino se asienta en un bello paisaje, entre los valles de los ríos Huebra y Uces, en un terreno poblado de robles y encinas, propicio para la caza menor. Desde Vitigudino se llega a Aldeadávila de la Ribera, villa que se levanta a orillas del Duero, en un paisaje muy accidentado, donde se forman los llamados “arribes” -grandes meandros encajados del río-, algunos de hasta 300 metros de profundidad, siendo los más importantes el Picón de Felipe., la Carrocera y la Bodega, con un importante salto de agua. La iglesia, del siglo XVI, dos ermitas, un antiguo convento franciscano restaurado y el palacio del Marqués de Caballero, del siglo XVIII, de blasonada fachada, son los monumentos más importantes.
El paisaje tiene la misma belleza en Saucelle, también con un importante salto de agua, y en La Fregeneda, que enriquece su colorido con los tonos del almendro, el naranjo y el limonero. Después de pasar Lumbrales, San Felices de los Gallegos, conjunto Histórico-Artístico, es otra interesante villa en el camino. Las murallas y la torre del homenaje del antiguo castillo y escudos y vestigios de nobles mansiones imprimen un especial carácter a esta típica población.
Sobre una colina que rodea el río Águeda se alza Ciudad Rodrigo, la antigua Augustóbriga romana, una de las ciudades más interesantes de Salamanca, que debe su nombre al Conde don Rodrigo González Girón, quien la conquistó y repobló durante el reinado de Alfonso VI. Ciudad Rodrigo, ceñida por un cinturón de murallas, conserva en buena parte el sabor de los siglos XV y XVI, su época de mayor esplendor. Desde el mirador sobre el río Águeda se contempla un magnífico panorama, con la silueta del alcázar medieval que mandó construir Enrique II de Trastamara, y que hoy es Parador Nacional de Turismo. Declarada Conjunto Monumental, Ciudad Rodrigo posee una impresionante riqueza arquitectónica, de la que sobresale la Catedral, del siglo XII. En ella armonizan el románico. el gótico y el plateresco. En el interior destacan un altar de alabastro. la sillería del coro, obra de Rodrigo Alemán, y el claustro. Otros edificios notables son la Capilla de Cerralbo. con un soberbio cuadro de Ribera, y el Convento de las Clarisas, de Hontañón. Pero todo Ciudad Rodrigo es un monumento, a cuyas calles y plazas se asoman casas solariegas y blasonadas, de elegantes fachadas y bellísimos palacios, como los de Montarco, Altares, Águila, Cañón y el del Ayuntamiento, en la pintoresca Plaza Mayor.
El camino regresa a Salamanca, no sin antes pasar por Robliza de Cojos, en donde se puede contemplar la bella estampa del toro de lidia en el campo charro.