Hoy traemos una recopilación de palabras y expresiones «made in Salamanca», que solo los charros somos capaces de reconocer y entender.
Un charro nunca va para allá o para acá, un charro siempre va «pahí», «pallí» o «paquí».
Cuando un salmantino no entiende algo, no dice «¿cómo?» o ¿qué?», dice, «¿lo qué?». También tendemos a decir el «¿por qué?» acentuando la «o» (sería como un «¿pór que?»).
Un verbo que se utiliza mucho en la jerga charra es el verbo armar, que sirve un poco de comodín para todo: «¿Qué haces? Aquí armando».
Utilizamos el adjetivo «majo» hasta para saludar: «¿Qué pasa, majo?»
Un charro no sueña, se sueña.
No tenemos garaje, sino cochera; y no cerramos una puerta, la candamos.
Un salmantino no coge un atajo, atrocha. Tampoco nos atragantamos, sino que nos añusgamos.
Cuando un charro devuelve un producto adquirido en una tienda por otro, no lo cambia, lo descambia.
En las ferias no vamos a los coches de choque, vamos a los coches chocones.
Antes de hacer una foto, la gente debe «arrejuntarse».
Para nosotros, atortar significa aplastar.
La palabra «berretes» es nuestra, y hace alusión a las manchas de comida que quedan alrededor de la boca después de comer.
Los altramuces de siempre son nuestros chochos.
Cuando alguien ha salido «escaldado», es que ha recibido su castigo o ha escarmentado.
No comemos golosinas o chucherías, comemos galguerías.
Al hueso de la fruta se le llama chucho.
Cuando le preguntabas a tu madre qué había de comer, siempre nos respondía con un «canguingos y patas de peces».
Estas son algunas de las palabras o expresiones más comunes de nuestra provincia. Cada pueblo tiene sus propias expresiones y modificaciones, pero con este breve diccionario, podrás mantener una conversación básica con un charro.
