Como en otras ocasiones, no es fácil ponerse a escribir. Si a mí me cuentan lo que ha sucedido en Perfumerías Avenida en los últimos días no me lo creo. Si tengo que poner un calificativo… Inaudito, increíble, inverosímil, …
He esperado para pronunciarme y creo que me ha permitido ver las cosas con más perspectiva y claridad, con más tranquilidad y, sobre todo, con mayor confianza, así que vamos por partes en el análisis.
Que Roberto Íñiguez es un técnico ‘top’ es algo indiscutible. Que vive con pasión su profesión, que tiene una gran ambición, es algo que transmite en cada partido, en cada acto. Sin duda, cualidades las suyas que, a priori, encajan a la perfección en Perfumerías Avenida, un equipo que no renuncia a nada, que lo da todo en cada partido, donde se puede negociar cualquier cosa menos el esfuerzo. El tema es que Avenida siempre ha tenido esas cualidades dentro de unos límites que no se puede permitir rebasar y eso, probablemente, ha provocado una situación de fricción con el entrenador que, por bien del equipo y del club, probablemente, quería lo mejor en cada faceta. Hace tiempo que deseaba sentarme un día a hablar con él y hacerle una entrevista, de esas en las que tanto entrevistador como entrevistado son uno mismo, donde no hay titulares porque todas las frases nacen de la sinceridad. Una entrevista de esas que, quizá no trasciendan para el resto de la gente, pero que tanto para uno como para otro se perpetúen en el recuerdo. Un buen rato, vamos, un café y una charla donde conocerlo, donde ver de dónde saca esa forma de ser, de ver si es igual como profesional que como personal, …
Lo segundo que no es indiscutible es lo de la familia Recio, encabezada por el presidente del club, Jorge Recio. Ha tenido que suceder todo esto para saber que son más de veinte años los que llevan ahí, al pie del cañón. Y si hay dos cosas que se pueden medir en este club y en esta situación son los resultados deportivos y la aportación económica de los Recio. Recuerdo hace ya unos cuantos años en una recepción municipal en la que Recio la cifró en seis millones de euros. Desde entonces estamos hablando de unos cuantos millones de euros más. Y les aseguro que Perfumerías Avenida serían Perfumerías Avenida exactamente igual sin patrocinar al club. Sin necesidad de pasar por algunos tragos que no merecen y que no es lo que se pretende cuando uno se rasca el bolsillo de forma altruista. Por favor, que nadie pierda esta perspectiva. No puedo presumir de ser amigo de Jorge Recio, ni siquiera de conocerlo profundamente. Lo he conocido por mor de mi profesión y por mi forma de ser y, probablemente, por la suya, nunca hayamos podido ahondar en la relación. Pero le admiro profundamente y le tengo un gran respeto. Profesionalmente y como gestor los resultados hablan por sí solos. Por eso, cuando lo vi en la rueda de prensa junto a Carlos Méndez vi a un Jorge Recio distinto al que había conocido en otras ocasiones. Lejos de su vehemencia, de su pasión, vi a un Jorge Recio reflexivo, que había analizado punto por punto la situación, que medía sus palabras siempre tendiendo la mano, pero sin olvidar. Hablar de sinceridad en una persona tan emocional como Jorge Recio puede parecer extraño, pero me pareció el Jorge Recio más sincero de los que había visto. De hecho, le vi hablar con una naturalidad impropia, incluso, de su cargo y vi a un Jorge Recio que hablaba de la situación en perspectiva. En otro tiempo, podría haber amenazado con dejar el patrocinio, pero, en esta ocasión, me pareció una persona que sólo trataba de defenderse de lo que había entendido un ataque, que trataba de poner las cosas encima de la mesa para encontrar un nuevo punto de comienzo. Sereno y tranquilo del futuro, que será el que tenga que venir.
Quizá por eso el desenlace que se ha producido, de momento, de la situación. Cualquiera habría esperado que, aceptando el órdago de Íñiguez, hubiera tomado una decisión salomónica, la que casi todos esperábamos en la convocatoria de prensa. Hasta aquí, nuevo técnico y adiós muy buenas a Íñiguez. De momento utilizó una situación mucho más madura y reflexiva. Íñiguez es un gran técnico, es un técnico muy válido para Avenida y, de momento, vamos a seguir. Esto, además, evita desestabilizar económicamente al club pues echarlo habría conllevado un desembolso económico que habría redundado en la mejor de la plantilla.
El tercer punto de análisis, que no el menos importante, es el de la figura de Carlos Méndez. No me voy a extender mucho, porque su figura da para un artículo… o varios. Tampoco me voy a jactar de ser su amigo ni de conocerlo profundamente, ya les contaré mi relación con él. Sólo voy a limitarme a pedirles que piensen en su figura y en lo que ha significado para el club y ahí me quedo. La próxima semana hablaremos con calma de él. En esta ecuación ha sido el sacrificado. Se ha apartado a un lado por el bien del equipo. Seguro que su familia también lo agradece. El descanso lo tiene merecido, pero su amor por el club tampoco le va a dar mucho margen para descansar.
Con este dibujo de la situación, sólo hacía falta la llamada a la cordura. Las tres partes lo han hecho. Tanto Íñiguez como Recio y como Méndez. Ahora falta que la afición, la mejor de largo de España, demuestre lo que es. Demuestre madurez y anime hasta morir a las jugadoras. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que lo hará. Perfumerías Avenida (y aquí no me refiero a la empresa como comprenderán) está por encima de todo y de todos. Perfumerías Avenida es el equipo de la ciudad, es el mejor embajador de la ciudad y cuando sus jugadoras saltan a la pista no hay más que darlo todo. Luego, el ruido de fuera habrá que solucionarlo fuera, pero en la pista, a muerte con el equipo.
