Lo cierto es que el Salamanca UDS sigue envuelto en la preparación de los fastos coperos. Al fin y al cabo, no todos los días te visita un Primera, un histórico como el Celta, y es normal que el patio esté, cuanto menos, expectante por asistir al encuentro. Así lo demuestra el elevado ritmo de venta de entradas en apenas un par de días. Quiere decir que la gente tiene ganas del partido ante los vigueses y no deja de ser lógico.
Pero digo yo que antes del choque del martes hay que cambiar el chip y volver a centrarse en la Liga, porque ahí viene otro partidazo de los buenos y ante otro histórico, el Pontevedra, que no va líder, pero poco le falta y que está llamado a ser uno de los equipos que luchen por el ascenso directo, luego ahora mismo, son un rival ante el que el Salamanca UDS tiene que dar todo. Visita un histórico Pasarón, ante un equipo grande y en una gran ciudad con la que Neme estableció una conexión entre Pontevedra y Salamanca que nadie podrá disociar.
En el feudo gallego se puede ganar, se puede empatar y se puede perder. Lo que no es negociable es seguir con la buena imagen de dar la cara que el equipo lleva en las últimas siete jornadas. No cuentan las bajas, no valen despistes. El equipo está obligado a ser ese martillo pilón en el que parece haberse convertido. Si no gana, al menos no pierde y, además, planta cara a cualquier rival. Tanto y tan poco a la vez.
Si el conjunto charro llega (bueno, ya está allí) a Pontevedra más centrado en la Copa que en la Liga, siempre será una mala señal y no lo digo para el enfrentamiento copero, sino cara al futuro, porque el objetivo no se debe desviar nunca. La Copa, al fin y al cabo, está para disfrutar, pues no en vano, cualquier rival va a ser superior al conjunto charro, al menos sobre la teoría. Por eso, es el lugar perfecto para sentarse, relajarse, soñar y disfrutar. Podríamos decir que es un buen escaparate y un lugar de fiesta.
La Liga en cambio, es una obligación. Es el hogar donde todas las noches tienes que regresar a dormir. Y por eso lo tienes que tener preparado y en perfectas condiciones para gozar del mejor descanso. Por eso se le ha llamado siempre la competición ‘doméstica’. Ahí es donde radica la supervivencia del equipo, el éxito o el fracaso. La recompensa al trabajo de todo un año y, cuando digo trabajo no me refiero al trabajo únicamente del equipo en lo deportivo, me refiero al trabajo de todos, del personal, que aparca parte de su vida para colaborar con el club, me refiero a la gestión, me refiero al equipo en sí, me refiero a la afición, que deposita todas sus ilusiones en los buenos resultados de su equipo, me refiero a la cantera, que, quiera o no, se refleja siempre en el primer equipo.
Es ahí, en esa competición doméstica donde el Salamanca UDS sí tiene obligaciones, y muchas. Desde hace siete jornadas las está cumpliendo, muchas de ellas por encima de lo exigible si se me permite decirlo. Por eso es más importante, si cabe, demostrar que está preparado para todo lo que llega. La Copa puede ser un ‘Red Bull’, que te lo tomas y te da alas para unas semanas, pero lo importante es tener agua para caminar todoterreno a lo largo de la temporada. Que no falte, para no tener que ponerse a buscarla en el desierto.