El baúl de nuestros recuerdos

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Hoy impregnada de recuerdos, retrocedo en el tiempo, envuelta en la sonrisa que ya en mi niñez mi rostro reflejaba. Y pienso cuando en verano observó el azul cielo de la piscina. Escuchando multitud de sonrisas inolvidables, inocentes, llenas de vida, nuestros niños. Entre las cuales se encuentra la de mi hijo, ese pedacito de mi ser que un día decidió poner un poco del revés mi vida.

Mientras cruzó mi mirada con la suya, sonrió. Y sin darme cuenta, mi interior navega en algo tan simple como son los recuerdos.

¿Qué son los recuerdos?

Nunca os lo habéis preguntado, pues creo que todos deberíamos hacerlo. A veces, cometemos el gran error de dejar en él olvidó respuestas que son nuestra fuerza.

«Mis recuerdos» son el apoyo de mi sonrisa, conocedores de vivencias inolvidables que solo ellos conocen, opino que son una parte importante de nuestra fortaleza. Esa que en ocasiones simula ser inexistente.

El baúl imaginario de mis recuerdos, probablemente no sea muy diferente al de ustedes. Quizás si tiene una pequeña diferencia y es que algunos de ellos son parte de mi presente. He aprendido a valorar la imagen en una fotografía, convertir un ayer en un hoy inacabado. A recordar que algunos de ellos se pueden revivir, y por una sencilla razón, hay personas de mi pasado que aún viven. Y sinceramente he llegado a la conclusión, de que quiero seguir viendo su mejor rostro, pero no en imágenes difuminadas en mi mente.

Es un tema que me gusta abordar de vez en cuando, para que vuestro corazón vibre y haceros sentir en vuestras entrañas la importancia de vuestra recordación y que ese diario que esconde nuestros secretos no sea una simple mención en nuestra vida.

Un día me desperté y solo recordé mis sueños, mis metas, mis ilusiones. Y fue entonces cuando percibí algo muy importante, quizá inverosímil. Me di cuenta de que en parte, en mi memoria, se hallaba mi arresto, ese que, a veces, perdí y luego recuperé.

Tenemos tanto miedo a nuestros sentimientos, a una sonrisa que nos enamoré. Que optamos por olvidar, como si fuera obvio, que lo fuéramos a conseguir, tal vez sí. Pero yo os pregunto, ¿de qué nos sirve eso? Solo para emborronar un dolor inexistente, porque pienso que aunque no siempre, es bonito volver al pasado. Hay algo realmente hermoso y es que nuestra mirada brille al revivir momentos inolvidables de un tiempo no tan lejano.

Yo solo sé, que «mis recuerdos» son culpables de formar parte de mi vida y que me gusta que así sea.

Autor

Almudena Merino nació en Barcelona. Sin embargo, reside actualmente en Salamanca, ciudad que la vio nacer como escritora. A pesar de su corta andadura literaria, la avalan varios títulos publicados: Reflejos de una sonrisa, Secretos de un alma callada y El escondite de una Rosa.