Rupturas

- en Firmas
chica surf playa

Un lado de la cama vacío.

Darse cuenta que puedes decretar la República independiente de tu cama en la que tú, y sólo tú, mandas.

Acostumbrarse a cocinar para una.

Repetir comida varias veces a la semana porque no calculas las cantidades.

Aprender a sacarle el máximo partido al robot de cocina, que estaba envejeciendo por no usarlo, porque disfrutas cocinando para ti y para quien tú decidas.

Darse cuenta que mejor sola, que mal acompañada.

Empezar a trabajar el quererte, en lugar de esperar a que te quieran.

Romper una relación por compromiso hacia ti misma, sin importar los lamentos del qué dirán y las caras de lástima de quien se cruza contigo por la calle.

Cantar a pleno pulmón para sacar la rabia y la ira, para evitar que te sal-pique el desánimo y la melancolía.

Bailar en pijama y sin sujetador en el salón de tu casa sin importar si despiertas a alguien o ese alguien ha tenido una mala noche.

No andar de puntillas cuando madrugas por si molestas, porque te molesta a ti ese silencio obligado.

Aprender que el fracaso en una relación es un aprendizaje y una evolución. Es seguir conociéndote para saber qué no quieres tener a tu lado.

Apoyarte en quienes realmente te quieren cuando las lágrimas y los por qué se agolpan en tu cabeza y te aporrean para hacerte daño, implorando un poco de caso.

Flaquear y llorar a moco tendido para volver a levantar y seguir avanzando.

Hay rupturas duras porque había amor, al menos por una de las partes.

Hay rupturas en las que se pierden los papeles y no se acepta el “adiós” definitivo, porque no sabemos el verdadero sentido del fracaso.

Hay rupturas en las que peleas por lo más mínimo, cuando en realidad quieres que todo se acabe cuanto antes, pues necesitas apartar la herida de las gotas saladas que van cayendo de no sabes dónde.

Las rupturas son duras porque hay algo que rasga por dentro y por fuera.

Las rupturas deben pasar un duelo con todas sus fases. No te saltes ninguna.

Cuando hay insultos, amenazas, chantajes, … Dejan de ser rupturas duras, por mucho que se quiera endulzar.

Cuando se genera miedo, nerviosismo, temor hacia la otra parte, no es una ruptura dura.

Es violencia. Y, desgraciadamente, esa violencia, en la mayoría de los casos, recae sobre la mujer.

 

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