Ángel Huerta, histórico brazalete de la Unión Deportiva Salamanca

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Hace unos días me enteraba a través de ‘Desde Mi Grada Vieja’, toda una hemeroteca de la UDS, que había sido el cumpleaños de Ángel Pérez Huerta, uno de los capitanes históricos del equipo que pasó, precisamente, a la eternidad siendo el portador del brazalete en el tránsito de El Calvario al Helmántico y de la Tercera a la Primera División.

Echando la vista atrás me retrotraigo dos décadas. En aquella época, la Diputación premiaba a los mejores deportistas de la provincia (desconozco si lo sigue haciendo, pero tengo claro que no tiene ya, ni de lejos, la relevancia que tuvo durante décadas ese galardón). Eran mis primeros premios como miembro del jurado. Allí aparecía el ‘secretario’, Ángel Huerta. Era el encargado de llevar por el buen camino nuestras reuniones y de ‘levantar acta’ de las mismas, junto a Pedro Martín, responsable de comunicación.

Lo recuerdo con una planta espectacular. De hecho, si a mí me llegan a decir que en ese momento tenía 60 años, no me lo creo. Daba por mucho menos. Su voz, seca y profunda, transmitía seriedad y responsabilidad, pero guardaba siempre un trasfondo de cariño que nos guardaba a los compañeros periodistas.

Recuerdo encontrármelo a menudo haciendo ‘la ronda’ junto a Neme y a algún otro ex de la Unión Deportiva Salamanca. La verdad es que me habría gustado colarme de incógnito en cualquiera de esas reuniones para saber de primera mano lo que opinaban sobre el club de sus amores algunas de sus grandes leyendas. Pero me conformaba con saludarles por la calle. Era un pequeño orgullo personal.

Pero, volviendo a las reuniones, recuerdo que me constó reconocer en él al que fuera capitán de la UDS. Ciertamente, yo, por edad, no viví su época de capitán, pero era, sin duda, uno de esos nombres referentes en la historia del fútbol de mi ciudad y eso siempre crea una gran empatía y admiración.

En el lenguaje musical se habla de ‘One hit wonder’ para referirse a esos cantantes que sólo tuvieron una canción famosa, pero que fui muy famosa. Trasladándolo al mundo futbolístico podríamos hablar de ‘One team football player’ o algo así. Es decir, hombre de un solo club (y si no, discúlpenme mi inglés). Es cierto que en la UDS ha habido varios jugadores que hicieron del equipo su eje deportivo y, sin duda, Huerta, que laboralmente fue funcionario de la Diputación, es uno de ellos y, sobre todo de los más significativos.

Pero la transcendencia de Huerta no llega de haber estado toda su vida en el Salamanca, reside en que lo hizo con éxito, en que llegó a convertirse en referente. En un momento en el que a uno se le llenan los ojos de sangre viendo cómo los pocos jugadores buenos de Salamanca emigran, cómo los equipos más importantes no cuentan con futbolistas charros, apenas con las excepciones de De la Nava y Amaro, cómo chavalitos con un futuro cercano que puede ser importante salen de sus clubes de toda la vida sin el más mínimo agradecimiento ni aprecio (Elías, Sergio del Río,…), uno piensa en los Huerta, Enrique, Balta, Sito (éste emigró sus últimas temporadas, pero se podría considerar prácticamente un ‘One team footbal player’ y se viene arriba. Es ahí cuando te das cuenta de la importancia de la UDS, pero también de lo difícil que es llevar un club como se ha llevado la Unión durante décadas, hilvanando muy fino y haciendo muchas cábalas y sacrificios, de unos y de otros.

Huerta dedicó toda su vida deportiva al Salamanca, donde empezó en la cantera y donde estuvo unas dos décadas. Dicen que no era un dechado de virtudes técnicas, pero sí que era muy físico, que iba muy bien por arriba y que era muy contundente (no extraña por su planta) pero jamás violento. Además, y tal y como nos recuerda nuestro compañero Chema Sánchez “cada año se le fichaba un titular que le acababa sentando en el banquillo”. Y aún así conseguí ganarse los minutos y el cariño de la gente y portar con orgullo el brazalete. Salmantino de pura cepa empezó formando línea dicen con Pedraza (Vicente) y Fernando y acabó con Iglesias o Pedraza (Julio), y Rodri o Lanchas. Compitió con jugadores de la época como Moreno, Bustillo, Ferrero, Aguirre Suárez, Herrero, Balbino, Carmelo o su buen amigo Arturo, pero siempre tuvo lo que había que tener para ganarse ese puesto, pero, sobre todo, para hacerse un hueco en el corazón de los salmantinos y en la historia del club y de la ciudad.

Además, tras ascender con el equipo de su ciudad a Primera División, supo estrenarse en la máxima categoría y marcharse por la puerta grande.

Ese 22 de septiembre cumplía 80 años, ocho décadas de salmantinismo en sus venas blanquinegras. Sirva este pequeño y humilde homenaje para mandarle un fuerte abrazo y cariño…

¡Y que cumplas muchos más!

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.