Un Celta para disfrutar… ¿y soñar?

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Rober… Al Salamanca UDS le ha tocado el Celta de Vigo. Ensimismado en mis ocupaciones laborales, casi me había olvidado del sorteo copero y mira que, como muchos, llevaba varios días pendiente del mismo, de conocer los rivales de los equipos charros en la siguiente ronda de la competición. En el caso del Salamanca UDS una expectación mayor si cabe pues era algo que no se había producido con anterioridad en esta etapa.

Y les voy a confesar que, lo primero que me vino a la cabeza fue Rusia. Muchos se preguntarán por qué, pero otros ya lo habrán imaginado. El ‘zar’ Mostovoi fue un jugador excelso que lideró los gustos de toda una generación. Como uno es aficionado al ciclismo, enseguida vino el nombre de Karpin y, luego Mazinho. Acto seguido, el de Giovanella. El mediocentro brasileño que dejó un recuerdo imborrable en la UDS y también en el conjunto vigués, y junto a él, también Míchel Salgado. Todo eso en un repaso rápido por nuestra frágil memoria. Y así varias decenas de futbolistas.

Al rato decidí ponerme a buscar por internet. Siempre me simpatizó el Celta de Vigo y, aunque he visto que también jugó en otras categorías inferiores, para mí es como si el Celta hubiera jugado siempre en Primera División. Es más, ha lucido sus colores por toda Europa llegando a disputar la máxima competición, la Liga de Campeones. En Primera lleva seis décadas. Casi nada. Pero, por estructura, para mí el Celta siempre ha sido un auténtico gigante dentro de los equipos que, siendo de élite, se podrían considerar modestos. Es decir, después de los Barça, Madrid, Atlético, Athletic, Real, Betis, Sevilla, Valencia y algún otro, está el Celta como punta de lanza. El Celta de Aspas. El ariete representa perfectamente ese espíritu luchador de una ciudad industrial como Vigo. Nunca se da por vencido, siempre en la lucha. Hace unos días se demostraba ante el todopoderoso FC Barcelona de Flick.

Para mí, ese espíritu luchador, muy en consonancia con el nombre (Celta), es la gran característica, pero si uno se pone a rebuscar en el pasado, observará que ha sabido aprovechar esos momentos en los que podía brillar y, si después repasamos la estructura y el trabajo en categorías inferiores, estamos ante un histórico digno de admirar. Todo un premio para un Salamanca UDS que se ganó otra rondita copera superando con justicia al Alcorcón. Por cierto, el Celta de Vigo se fundó en 1923.

No sé cómo habrá sentado en la hinchada blanquinegra el emparejamiento, pero sí tengo claro cómo lo he recibido yo. Para mí, la Copa del Rey es un torneo entrañable. Ante el Valencia en Copa del Rey disfruté mi primer partido en el estadio Helmántico y ya ha llovido, casi cuarenta años. Jamás se me olvidará aquel cemento del fondo norte, aquel ritual de comer el bocadillo de jamón con pan tumaca. Bueno, confieso que tuvimos que cambiar el jamón por panceta (que era más barata), pero el tumaca les pudo asegurar que era auténtico y, para qué les voy a engañar, a mí me supo como si fuera jamón del bueno, de ese de los cerdos colorados, de ese que también disfrutamos hace ya casi una década, con un histórico Guijuelo-Atlético de Madrid en el feudo charro. (¡Qué maravilloso e inigualable es el jamón de Guijuelo!) Creo que es la última vez que la Copa del Rey estuvo en el feudo charro. No lo puedo confirmar, pero recuerdo una noche mágica. En un año lleno de sensaciones en el que al proyecto ilusionante que transmitía aquel Salmantino que subía a Regional, se sumaba una auténtica fiesta del fútbol. Porque aquel partido unió a toda la Salamanca futbolística bajo el mismo objetivo de, simplemente, disfrutar de un gran partido de fútbol. Y vaya si tuvo magia aquella noche.

Lo cierto es que no tengo recuerdo de grandes hazañas de la Unión Deportiva Salamanca en la Copa del Rey. Es obligado que el club charro esté a la altura del rival. Una UDS logrando gestas en Copa es algo que siempre eché de menos. Ahora, por la diferencia de categoría, para el Salamanca UDS se abre una gran oportunidad de ponerse de nuevo en el foco a nivel nacional. Y lo hace en el mejor momento de la temporada con, creo, siete partidos sin perder, de ellos cuatro triunfos seguidos; reenganchándose al sueño del ‘play-off’ y dando la cara en la Copa. Sin lugar a dudas es un momento para que el club disfrute, para olvidar, aunque sea por dos horas, todo lo malo, para que la sufrida afición, recupere parte de todo aquello que se merece. Toca disfrutar y, ¿por qué no? También soñar. ¿O es que ustedes no lo han pensado?

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.