Hoy entramos a conocer la vida de una de las confiterías más antiguas de la ciudad «La Industrial» situada en la Calle Rúa, 8. Fundada en 1948 por Don Facundo de Arcos que comienza su andadura en Guijuelo hasta que se traslada a Salamanca.
Abre sus puertas en pleno centro de la ciudad, ofreciendo a sus clientes todo tipo de postres tradicionales y elaborando los inigualables: panecillos de San Antón, bizcochetas, empiñonados, empanadillas de cabello de Ángel, tarta Quesane (queso, piña, manzana y nata) y el exquisito dulce de membrillo, es poco rentable por su gran laboriosidad artesanal y coste del producto pero esta se mantiene por tradición familiar con la receta secreta que se guarda como una joya.
El señor de Arcos tiene familia numerosa y son todos los que apoyan el proyecto y trabajan desde pequeños al lado de su padre…pasan los años y los hijos van tomando otros caminos en sus vidas, pero son dos de ellos los que deciden quedarse al frente de la Confitería.
José Antonio el marido de Irene y Manolo que estuvo hasta que se jubiló y junto a él su mujer Paquita, todos ellos conformaron la empresa y todos fueron muy importantes para llevar a la empresa hasta lo más alto. Tras la retirada y fallecimiento de Manolo pasa a manos de José Antonio e Irene los cuales se hacen cargo del obrador y la confitería.
Hablar con Irene de la Confitería es endulzar la historia de Salamanca.
Irene gran conocedora, mujer luchadora, gran emprendedora y sabedora de los gustos de los salmantinos y turistas pone todo su empeño para satisfacer las necesidades de todo su público. Me comenta que después de 50 años detrás del mostrador ha intentado ofrecer al cliente un mix de producto artesanal y atención personalizada para que salgan de su Confitería con un producto que encaje en las necesidades del cliente.
Irene de cara al cliente y José Antonio detrás en el obrador lo más importante y de mayor satisfacción ha sido mantener el negocio familiar al más alto nivel, manteniendo la tradición en toda la producción.
En «La Industrial» se ofrecen productos ricos y saludables con materia prima de primera calidad y precios al público inmejorables.
Al entrar en la Confitería te envuelve un olor especial que la caracteriza a lo largo de los años.
Famosa por sus artesanales hornazos y empanadas con un sin fin de sabores, ¡todas deliciosas! te pierdes a la hora de decirte entre todas ellas.
Una pastelería sencilla pero con ese encanto que la hace única en la ciudad, al entrar te encuentras un mostrador largo y otro más pequeñito que nos remonta a otros tiempos por su decoración y disposición de dulces y salados.
«La Industrial» es un comercio local que atiende, para llevar, y que en días especiales se encuentran largas colas, es por ello que Irene recomienda llamar para poder encargar todo lo que uno desee.
La confitería cuenta con una plantilla de 8 trabajadores, unos más visibles y otros los artistas y artesanos del dulce, a los que nos vemos que nos deleitan con su trabajo lo hacen todo en el obrador que se encuentra en la mismo confitería.
Quizás una de las caras más conocidas sea la de Ana, con una trayectoria profesional de casi 43 años es parte importante de «La Industrial», su amabilidad le ha hecho ganarse al público que confía plenamente en todas sus recomendaciones.
Dar la enhorabuena a toda la familia que conforman la empresa porque han hecho posible que su trabajo se haya visto premiado en diferentes ocasiones, una de ellas fue la Medalla de Oro recibida al mejor «Bollo Maimón».
Destacar la cooperativa que se fundó en los setenta con los mejores confiteros de la ciudad (podemos ver en la fotografía de grupo a Don Facundo, y los propietarios de La Rosa de Oro, Marsán, confitería Pozo Amarillo, y confitería Torres), creada para poder proveerse con mayor facilidad y mejores precios las mejores materias primas nacionales e internacionales del momento y así poder ofrecer los productos más selectos a todos sus clientes.
Decir que por la Confitería han pasado infinidad de personajes públicos de todos los ámbitos y nacionalidades, y por supuesto turistas llegados de todas las partes del mundo, y no podemos dejar de nombrar al cliente fiel de Salamanca y provincia.
La grabación de Master Chef en su obrador fue una de las experiencias más interesantes que han tenido y destacar la gran cantidad de eventos que han servido a todo tipo de celebridades en Hospedería Fonseca.