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Ya son décadas con las que ya cuenta la Joyería Santiago, joyas nacionales e internacionales han tenido un lugar privilegiado en los escaparates de la Joyería situado en pleno corazón de la ciudad.
La Plaza Mayor fue el lugar elegido por Don Santiago para abrir las puertas de su pequeño, pero gran negocio, hizo que muchos caballeros y mujeres de la época lucieran en sus cuellos, muñecas y dedos joyas que exponía en sus escaparates. Desde una ubicación privilegiada, ha permanecido inalterable al paso del tiempo, el exterior de la Joyería sigue con su muestra de madera que ha resistido a los vaivenes políticos, sociales y económicos durante décadas.
Creo que el secreto para conseguir la longevidad de la Joyería Santiago es que es un negocio familiar y que ha ofrecido profesionalidad, amplia gama de marcas, colecciones de joyas y filigrana charra artesanal, precios para todos los bolsillos y generaciones que se han ido adaptando con éxito a las condiciones cambiantes del cliente.
A lo largo de sus casi cien años de historia, el negocio siempre ha estado en manos de la familia. A día de hoy, gestionan la empresa la tercera generación con Pilar Marcos Martín al frente, nieta del fundador y su sobrino David un joven se convierte en la cuarta generación y que lleva detrás del mostrador casi 15 años. David siempre estuvo a la vera de su padre hasta que falleció y quiso seguir sus pasos por devoción y cariño a todo lo que ha sido su vida, asume la continuidad y permanencia del negocio con gran formación y dedicación a todo lo que rodea al mundo de la joyería y regalo especializado en todo tipo de eventos (siempre escogiendo un producto de calidad ofreciendo al cliente aquello que destaca por su exclusividad y originalidad).
Un papel destacado es el que tuvo la hija del fundador, Doña Pilar Martín Cortés, quien se hace cargo cuando fallece su padre de la Joyería Santiago. Esta se ve favorecida por el éxito de sus productos entre la sociedad salmantina de la
época, sigue creciendo y se convierte en referente entre los establecimientos de la ciudad.
Con excelente calidad en todos los productos artesanales y de gran valor por sus diseños e incrustaciones con piedras preciosas que hacen de ellas piezas exclusivas y dan valor a todas mujeres y hombres más exigentes del momento.
Creo que el amor a las joyas es algo intergeneracional, hijos e hijas que se enamoran de la profesión de sus padres y cuando van creciendo y viviendo en línea toda esta vida se acaban uniendo al negocio, es el caso de esta maravillosa familia con la tercera y cuarta generación al frente del negocio.
David y Pilar dos generaciones diferentes pero siempre dispuestos a trabajar juntos a sus padres, y es con la continuidad, como llega la generación más joven cargado de espíritu de renovación con nuevas propuestas y adaptándose de manera sencilla a los cambios que el mercado exige en esta constante evolución que surge en nuestros tiempos.
La Joyería Santiago cuenta con una clientela fiel tanto en nuestra ciudad como fuera de ella. Su fuerte antes de la fatal pandemia era el turismo, los eventos de todo tipo y la Universidad pero adaptada a los cambios que exigía el momento, en la pandemia saben que la innovación es primordial y la venta online y venta de mascarillas homologadas y personalizadas con el Botón Charro a todas partes del mundo, USA, Francia, México, Portugal algunos de los destinos donde han ido a parar sus pedidos.
Destacar que son especialistas en todo tipo de joyería, artesanía charra y que a día de hoy siguen manteniendo contacto directo con los mejores filigranistas del momento ya sean de la Sierra, Ciudad Rodrigo o en Tamames con el excepcional Luis Méndez.
La Joyería afirma que su misión «siempre ha sido mantener una tradición de confianza, altos estándares éticos, conocimiento de nuestros productos y servicios de joyería, precios justos y lo más importante es el valor que se merecen todos nuestros clientes«.
