El feminismo comienza en casa

- en Firmas

Quizás esta frase no le guste a mucha gente o, directamente, no la entienda.

Tal vez, quienes sean más puritanas no comprendan el motivo de esta afirmación. Pero ella es una conclusión a la que he llegado después de estos años de estudio, investigación, lectura, escucha, lucha y aprendizaje.

Porque la vida, queridas mías, no deja de ser un continuo aprendizaje. Hay que echarle ganas y querer pararte, de vez en cuando, a reflexionar y cuestionar (te).

El feminismo busca, reivindica (desde hace años) una igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Que se reconozca nuestro espacio en la sociedad, que podamos tener las mismas opciones que nuestros compañeros varones.

Así, de forma simplista porque no soy quien, ni tampoco tengo ganas y tiempo, para hacer una exposición académica sobre ello. No es mi estilo ni es el espacio.

Se ha ido logrando, en términos generales (porque no en todos los lugares del mundo es así), el derecho a la educación, el derecho al voto, el derecho a ser elegibles, el derecho a trabajar, la opción de sacarnos el carnet de conducir para tener más independencia, poder abrir una cuenta bancaria, el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo (aunque nos lo ponen muy difícil), etc.

Son logros que, en 2025, no tenemos en cuenta porque es algo que ya está en nuestro día a día desde hace algunos años. Hay mucha gente que no se cuestiona por qué hablamos sobre ello, por qué somos pesadas con no retroceder, por qué alzamos la voz, por qué denunciamos empleando las redes sociales, por qué seguimos reflexionando y nombrando al machismo cuando “ya hay igualdad”.

Pero, yo me planteo, ¿realmente hay igualdad, por ejemplo, en tu casa? Tú, que te consideras feminista y que te apuntas a un bombardeo para ayudar a tal compañera o que compartes información sobre las mujeres en Afganistán. Tú que alzas la voz por las violencias sexuales que salen a la luz en política, en las artes, en las escuelas. Tú que conversas con otros grupos de personas sobre la ley trans o la ley del “sólo sí es sí” y te enervas y te exaltas cuando alguien te rebate con argumentos que van en contra de lo que tú piensas y que no te paras a escuchar.

¿Te has parado a pensar qué parte de ese feminismo cultivas en tu propia casa?

De verdad, en determinados temas, no hay que ir a lo de fuera, sino que hay que sembrar y cultivar en el interior, en nuestro círculo más cercano, sin alejarse mucho del núcleo en primer lugar.

Después de observar y observar, de estudiar, de leer, de investigar y de cuestionarme mucho he llegado a esta conclusión: el feminismo comienza en casa.

¿Qué vas a hacer tú?

 

Recomendación literaria: “Todos deberíamos ser feministas” de Chimamanda Ngozi Anchie.

Recomendación audiovisual: “Qué coño está pasando?” documental sobre feminismo creado por Rosa Márquez y Marta Jaenes.

Autor

Doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la UNED, Licenciada en Derecho por la USAL, Máster en Derechos Humanos y Máster en Malos Tratos y Violencia de Género por la UNED. Técnica de proyectos en prevención y sensibilización en materia de igualdad, violencia de género y sexual.