Guerra

- en Firmas
Guerra

No entiendo las guerras.
Ni las del medievo ni las de ahora.
Ninguna.
Haciendo un análisis simplista, quien inicia una guerra, considero que lo hace por poder. Por demostrar que él, como dice un amigo, la tiene más grande.
Ya digo que es un análisis demasiado simplista, quizás.
Más fuerza, un ejército más numeroso, más territorio, más razón,…
Más. Más. Más.
Y siempre perdemos las mismas personas.
Las más perjudicadas somos quienes no ostentamos tanto poder; quienes nos preocupamos, no sólo por nosotras mismas, sino por quien tenemos al lado; quienes nos encontramos en la base de la pirámide, quienes, en realidad, sostenemos el mundo sobre nuestros hombros.
No entiendo las guerras.
Ese afán de destrucción de vidas, de territorios, de Patrimonio Histórico y Cultural. Pero, sobre todo, la intención de acabar con las vidas de las personas, da igual el bando que sea.
Porque quien tiene el poder, no es quien sujeta las armas en primera fila, sino que se esconde detrás de una mesa de despacho y se encarga de ordenar que se muevan, que hagan, que avancen, que disparen, que empleen la mayor fuerza necesaria, …
Ese único objetivo de hacer daño, dando igual a quién te llevas por delante; de demostrar que eres más y que tienes la razón por encima de los argumentos de la otra parte.
No entiendo las guerras.
Ni los intereses políticos y económicos que pesan más que las vidas ajenas.
No entiendo las guerras.
Me duelen las guerras desde mi visión occidental.
Me duele el alma, me siento impotente.

Recomendación literaria: “La guerra” de José Jorge Letria

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