Huye.
Si no te sientes cómoda, si las mariposas se tornaron en calambres de miedo, de desazón, de impotencia, de rabia, de tristeza.
Date la vuelta y vete, cuando el esfuerzo no merece la pena, porque para penas ya te las da la vida sin avisar.
Hazte notar, hazte valorar, porque tú no vales menos que nadie.
Pega un portazo si quien debería acompañarte en tu proyecto de vida no te tiene en cuenta, no colabora, no te apoya, no te sostiene, no trabaja por lo que tenéis.
Para muebles, los que adornan tu casa.
Huye cuando las palabras hieren continuamente y cuando los hechos no muestran lo que las palabras bondadosas dicen.
No tienes que hipotecar tu vida por un sueño que ya pasó y que no se cumplió.
Hay millones de sueños por los que luchar, por los que apostar.
Hay sueños por cumplir que son más sencillos de conseguir.
Si no los logras, el fracaso también forma parte de la vida y es un aprendizaje.
No pasa nada. Y si pasa, se le abre la puerta para que salga.
Habla con quien esté dispuesta a escucharte. Siempre hay quien de verdad te valora, te siente, te quiere y está dispuesta a echar una mano, aunque no se lo pidas y su vida cueste tanto o más que la tuya.
Huye de quien no te haga pasar buenos momentos, de quien venda humo envuelto en un bonito y colorido papel de regalo.
La vida está llena de colores y tienes que descubrirlos.
Quien sea tan egoísta que sólo piense en ella y todo gire en torno a él, de verdad, no merece la pena.
Es bueno ser egoísta, a veces, en su justa medida.
Hay salida.
Hay luz en medio de la oscuridad y las lágrimas.
Hay otros caminos con piedras más livianas en los que te encontrarás, casi sin quererlo, la sonrisa que a veces pierde, las carcajadas sin sentido, las cuerdas que tirarán de ti para que sigas luchando y apostando.
Huye de quien todo sean protestas, malas caras, desprecios…
Tú vales mucho más.
Firmado: tu yo del futuro
Recomendación musical: “Salir corriendo” de Amaral
