En teoría, el otoño ha comenzado, pero no hay rastro de él, apenas. Quizás, la única prueba de su existencia sea el manto de hojas marrones que cubren las aceras y los parques o el horario de “invierno” que se ha estrenado en los colegios, dando por finalizado el período de adaptación después de las vacaciones de verano.
Octubre lleno de celebraciones familiares y de amistad, para festejar la vida que nos deja transitar por ella.
Octubre de ausencias, pero lleno de recuerdos agradables que se encargan de dibujar una sonrisa en la memoria y en el corazón.
Octubre como canto a la amistad más pura.
Esa amistad que lleva años contigo o que acaba de llegar. Amistad de las personas que eliges y te eligen, con quienes compartir lo bueno y lo no tan bueno.
Octubre de inicios y de proyectos que ilusionan.
Vuelta a las ondas para hablar sobre lo que llevo años estudiando. Las gafas violetas también quedan bien con los colores otoñales de este mes.
Octubre de parar por necesidad y dejarse llevar.
Octubre de tratar de tomarse las cosas con más calma, de pelear en la distancia con paciencia y perseverancia.
Octubre de seguir soñando con algo mejor que, según te dicen, está por venir.
Octubre de una nueva luz y de nuevas expectativas.
Octubre de amor, de amistad, de esperanza, de anhelos, de metas y retos.
Octubre de apoyos sin condiciones, de miradas anhelantes, de preguntas nerviosas.
Octubre.
Este mes de cambio de hora que tanto nos molesta y al que no nos acostumbramos.
Octubre de pensar que estamos más cerca de terminar un nuevo año, y de querer exprimir al máximo lo que nos resta.
Octubre.
Bienvenido. Bien hallado.
No defraudes.