Fuiste tú el dueño de mis sueños,
te impregnabas en mi mente y aún no sé por qué.
Eras el agua que calmaba la sed de mi cuerpo,
con tus caricias y tus dedos esculpí mi amanecer.
Fuiste tú un presente inexistente,
el esclarecer de un oscuro ayer.
Una ilusión desvanecida en el tiempo,
un reflejo de un delicado cartel.
¿Fuiste tú? ¿Fui yo?
No lo sé, ni lo sabré,
solo sé que te amaré en silencio.
Aunque en mis sueños, ya no te pueda ver.
¡Fuiste tú!
El niño de mis entrañas,
o quizás el hombre que me hizo mujer.
Fuiste tú quien abandonó el remo del barco,
sin remar en un mar despacio me ahogué.
¿Fuiste tú? ¿Fui yo?
No lo sé, mis sentimientos susurraron,
fue un destino sabio y cruel.