Abrir los ojos a la verdad

- en Firmas
Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa aprendió a decir la verdad y a caminar en la verdad desde muy niña. Era su padre hombre «de gran verdad«, del que aprendió esta hermosa virtud. Parece que esto se le grabó profundamente en su corazón, porque ella es una apasionada buscadora de la verdad, la verdad consigo misma, con los demás y con Dios, suma Verdad. Teresa anda en verdad delante de la misma Verdad y la verdad es necesaria para el camino de oración. “Espíritu que no vaya comenzado en verdad, más le querría sin oración”.

«La verdad padece, mas no perece«, escribió Teresa en carta a Isabel de San Jerónimo y María de San José. Lo dijo como defensa de las carmelitas descalzas de Sevilla, injustamente calumniadas. La verdad se puede atacar y tratar de acallar, pero, al final siempre triunfa.

Teresa amó a Dios, verdad absoluta y quiso decir la verdad y caminar en la verdad, que es algo más que evitar la mentira. Este encuentro con la verdad reforzó en ella la actitud de andar en verdad y quisiera que todos los cristianos la tuvieran: procurando sacar en todo la verdad.

Dios es para Teresa el fundamento último de todas las verdades humanas, pues entendió grandísimas verdades sobre la Verdad. Y desde Dios descubrió la verdad  de su existencia, que era pobre, pero estaba rica. En sus fundaciones buscó solamente la gloria de Dios.  La gracia de la que habla Teresa al final del libro de la Vida, en el capítulo 40, tiene por objeto a Dios como Verdad. “Esto que entendí es darme el Señor a entender que es la misma Verdad”. “Entendí grandísimas verdades sobre esta Verdad, más que si muchos letrados me lo hubieran enseñado”.  Es verdad lo que se conforma y ordena con la Verdad que es Dios, lo que sirva “para llegarnos más a Dios”, y es mentira lo que se opone y se aparta de él, lo que “no es agradable a mí”. A Teresa se le revela la misma verdad y es rotunda al afirmar que “todo el daño que viene al mundo es de no conocer las verdades de la Escritura con clara verdad”.

Teresa de Jesús se dejó iluminar con la luz de la Verdad. “Tener los ojos abiertos para entender verdades”…  Disponernos a la verdad nos va transformando; “ennoblece el entendimiento” dice Teresa, cambia nuestra mirada y nos impulsa a actuar según la Verdad que vamos descubriendo, de forma que se va ‘imprimiendo en el alma el camino de la verdad’.

Nuestros ojos están nublados por la dispersión, las preocupaciones; si abriéramos los ojos a Dios, a lo bello, a la Verdad, seguramente viviríamos de otra forma. Quien cree que Dios es Verdad tratará de tener, como Teresa, “muy gran gana de no hablar sino cosas muy verdaderas” y “el gran bien que hay en no hacer caso de cosa que no sea para llegarnos más a Dios” hasta ver “que es la misma Verdad”.

La Cuaresma nos invita a abrir los ojos a la Verdad.

Autor

Equipo de redacción de NOTICIAS Salamanca. Tu diario online. Actualizado las 24 horas del día. Las últimas noticias y novedades de Salamanca y provincia.