Desde Ledesma y hacia el noroeste, la meseta se quiebra en uno de los paisajes más espectaculares del país, el parque natural de Las Arribes del Duero, declarado en 2015 Reserva de la Biosfera por la UNESCO. La gran riqueza paisajística y medioambiental que atesora el territorio fronterizo del Duero y sus afluentes se encuentra tutelada por el parque natural Arribes del Duero.. Sus 106.105 hectáreas albergan una larga lista de especies animales y vegetales, entre las que sobresale la huidiza cigüeña negra y el buitre común.
El río Duero y sus afluentes han tallado una red de cañones de más 100 kilómetros de longitud, sobre los que se han levantado las impresionantes presas de Almendra, Aldeadávila y Saucelle. Sorprendentes miradores permiten visiones únicas del territorio, con saltos naturales de agua como el Pozo de los Humos o el Cachón de Camaces. El viajero puede viajar al pasado visitando el Territorio Vetón, visible en los castros vetones de Yecla de Yeltes y de Las Merchanas en Lumbrales, o el conjunto histórico de San Felices de los Gallegos.
No se pueden abandonar Las Arribes sin saborear sus vinos, con denominación de origen y ruta acreditada,
sus quesos de oveja, con marca de garantía, o su aceite de oliva; recorrer la comarca en bicicleta de montaña (BTT) a través de sus 1.300 kilómetros de rutas señalizadas o sin conocer los cañones a ras del agua, dando un paseo en barco.
Esta orografía tortuosa y bella propicia unas especiales condiciones climáticas, que dan pie a esplendorosas primaveras, casi siempre adelantadas con respecto a las comarcas limítrofes. En su interior encontramos también emblemáticos rincones como el muelle fluvial de Vega Terrón.
