Asentadero – Bosque de los Espejos es un camino circular, con obras de arte en la naturaleza que discurre entre las localidades de Sequeros, San Martín del Castañar y las Casas del Conde. Esta ruta de senderimo es una invitación a descubrir la sierra. La ruta puede iniciarse en cualquiera de los tres pueblos, si bien existe una variante más corta que permite visitar solamente dos de ellos, volviendo al punto de origen.
Esta propuesta de arte en la naturaleza integra un camino anterior, el Asentadero de los Curas (tramo del GR-184), y la senda circular de San Martín del Castañar.
Asentadero – Bosque de los Espejos es una invitación a mirar de otro modo, leer desde el arte el paisaje, sentirse mirado, atravesar el espejo o adivinar reflejos imposibles.
Espejos, reflejos que dialogan con el bosque, el campo y el horizonte.
Índice de contenido
- Sequeros – Ermita del Humilladero
- La casa del árbol (de Luque López)
- A puntadas (de Luque López)
- Mochuelos (de Pablo Amarón)
- Casas del Conde
- Efímeras magenta (de José Antonio Juárez)
- Al otro lado (de Manuel Pérez de Arrilucea)
- Del reflejo de las palabras (de Luque López)
- Estructura torre de intercambio (De Jesús Palmero)
- Pluma (de Francisco González)
- Ciudad (de Frederic Creusot)
- Ermita de Santa Lucía
- Asentadero de los Curas
- Pájaros del alba (de Vicen Hernández)
- Fotografías del recorrido de la ruta de senderismo Asentadero – Bosque de los espejos
Sequeros – Ermita del Humilladero
¿Qué es un humilladero? A las afueras de las poblaciones estas ermitas servia de despedidas y de bienvenida a caminantes. En ellas se humillaban y rezaban para tener buen camino.
Esta ermita se encuentra en un cruce de caminos por donde pasa también el sendero de arte en la naturaleza conocido como «El Asentadero – Bosque de los Espejos». Es un edificio sencillo construido a finales del siglo XVI y principios del XVII de cuyo mantenimiento y atención se ocupó siempre la Cofradía de la Vera Cruz. Esta tenía por objeto asistir a los moribundos y sus familias. La cofradía, a la que dado su fin asistencial pertenecía buena parte del pueblo, tuvo una gran implantación en la localidad hasta que terminó por desaparecer en 1950.
A mediados del siglo XIX fue utilizada como depósito de cadáveres y quedó además en los entierros la costumbre de hacer una parada en su pórtico para rezar un responso. En el interior se venera al conocido como Cristo de las Batallas, una sencilla talla del siglo XV y estilo gótico al que se venía a rezar con gran devoción, especialmente en tiempos de guerra en los que, sobre todo las madres, encomendaban la protección de los hijos.
La casa del árbol (de Luque López)
Madera tratada sobre estructura metálica.
«Una casa de madera.
Un árbol, con sus raices clavadas en los escombros del antiguo basurero.
Un árbol que mira al bosque, elevado desde esta terraza artificial.
Una escena que podría ilustrar un cuento. ¿Por qué la casa abraza al árbol?
Una casa abierta en diálogo con su entorno.
Un lugar para sentarse, jugar y olvidarse del espacio que fue.
Un lugar público: la casa y el árbol de todos»
A puntadas (de Luque López)
Escultura realizada con hierro y acero pulido.
«La naturaleza muestra su fuerza y también su fragilidad. Respeto y cuidado son fundamentales para un medio cada vez más agredido y dañado. Reparar lo roto.
La naturaleza, los bosques, son espejos en lo que se refleja algo del ser humano: su vulnerabilidad y sus fortalezas desde las limitaciones.
¡Cuidado con el musgo y la hiedra que visten la roca!»
Mochuelos (de Pablo Amarón)
Esculturas realizadas con hierro y pintura blanca al horno.
«La lechuza, y especialmente el autillo, tienen un papel en el imaginario colectivo como guardianes de la noche protegiendo al hombre de los demonios o advirtiéndole si lo ponen en peligro.
Los mochuelos habitan en el entorno del bosque y el caminante se los encuentra inesperadamente sobre rocas y peñascos, al lado del camino o del arroyo.
Avisadoras, protectoras y guardianas del saber»
Casas del Conde
En las Casas del Conde tenemos la posibilidad de contemplar las creaciones e intervenciones de un artista popular, Amador Hernández, que, ya sea a través de la madera, o ya en los troncos de olivos y otros árboles, elabora distintos objetos, o traza figuraciones de rostros humanos.
Efímeras magenta (de José Antonio Juárez)
Esculturas realizadas con aluminio lacado.
«Elementos de manufactura humana. Fabricados. Seriados. Unidad genérica.
Reinvención de un nuevo contexto. Búsqueda de lo orgánico.
Efímera: Insecto. Ephemeróptera. Delicado. Morir el mismo día de nacer. Poca duracion. Ephemeris. Epheméredis.
Diario. Relato vital. Medio natural, espacio público. Elemento industrial. Convivencia. Interacción».
Al otro lado (de Manuel Pérez de Arrilucea)
Puerta realizada con hierro pintada de blanco al horno.
«Una puerta abierta en el campo, en el bosque.
Una puerta de interior, de una casa, de cualquier casa…
Una puerta abierta para ser traspasada, un comienzo y un final, un final y un comienzo.
Comunicación entre dos espacios: el mismo y a la vez diferente. Comunicación de exterior a exterior, de interior a interior. Espejo de uno mismo. Puerta de acceso, de cambio, de tránsito a un espacio que siempre ha estado ahí y nunca ha sido observado».
Del reflejo de las palabras (de Luque López)
Hierro con pintura al horno. Acero espejo.
«Árboles que dan letras: letras espejo que reflejan el bosque, al caminante, al otro espejo que es el agua.
Palabras incompletas, mensajes que hay que adivinar.
Una casa en medio del bosque, rodeada de agua. ¿Quién la habita?
Dos piezas que dialogan entre sí, cercanas en el espacio, invitando a la fabulación y al juego».
Estructura torre de intercambio (De Jesús Palmero)
«Una torre de planta cuadrada refleja sutilmente la luz que le llega.
Sobre los estantes que sobresalen algunos caminantes han depositado diversos objetos encontrados en el bosque: una piedra con una forma extraña, una raíz muy retorcida, algunas ramas secas, un cuerno de cabra, un nido caído de un árbol o un conjunto de huesos misteriosos.
Los objetos son mensajes para otras personas que pasan por aquí. Todos toman y dejan y todos son cómplices en este juego de trueques secretos, bajo la silenciosa mirada del bosque».
Pluma (de Francisco González)
Ciudad (de Frederic Creusot)
Ermita de Santa Lucía
Restos de la antigua ermita de Nuestra Señora del Castañar, luego llamada de Santa Lucía (siglo XV) que sufrió un incendio en 1790. Naturaleza y oración han terminado por fundirse en este lugar. La vidriera es obra de Yolanda Pérez.
Asentadero de los Curas
Lugar de encuentro y tertulia, en otro tiempo, de los curas de los pueblos cercanos. Un asiento compartido para debatir y charlar.